3.1 Historia y evolución de la radio

Desde la década de 1970, cuando el día arañaba la media noche, miles de españoles se preparaban para hacerle un hueco al transistor en su mesilla de noche. A las 00:00 horas, era el turno del deporte, de “SúperGarcía”, el programa referente que conducía José María García.

García era y es un señor bastante franco, sin pelos en la lengua y con una personalidad rampante y poderosa. Pues bien, el sábado 7 de julio de 2001, con el país contando los días para empezar sus vacaciones, el SEPLA (Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas) anunciaba una huelga de carácter indefinido que comenzaría dos días más tarde. Iberia cancelaba más de 200 vuelos diarios tanto nacionales como al extranjero. Para España era una hecatombe económica, ya que el sector terciario es el que más dinero deja en nuestro país.

Cuando llegó la media noche y sonó la sintonía ‘Love song’ de Simple Minds, Súper García decidió que todo este entuerto era mucho más importante que rellenar un programa con cualquier testimonio deportivo en un verano sin baloncesto, ni fútbol. Fue cuando José María García tuvo en vilo no solo a sus oyentes habituales que le escuchaban cada noche por su programación deportiva, si no a toda España. Esa noche políticos, empresarios, pilotos, familias que se iban a ir de vacaciones y que no podían, en definitiva, todas las personas estaban afectadas por esa cuestión por un lado y por el otro. Así que, en los estudios de Onda Cero, estaban sentados José María García, a su lado, el presidente del SEPLA y al otro lado, el presidente de Iberia. Finalmente, pudo mediar entre ellos y solucionar el conflicto.

Este es solo un ejemplo de la importancia que llegó a adquirir la radio en España. Además, en el ámbito deportivo lo que ocurría era una ‘fiebre’ que afectaba a todos los apasionados del deporte, educando su oído a García. Tal vez se quedaría mucho de la personalidad de aquel pequeño periodista en los españoles.

Todo cambió cuando entró en escena José Ramón De la Morena en las ondas nocturnas. Hasta el momento en el que ese tipo de periodismo irrumpió, José María García era dueño y señor de toda la audiencia en esa franja horaria. Sin lugar a duda, era un monopolio. La de García era una personalidad tozuda, aunaba todos los valores de lo que debía ser ‘un hombre’ heredados del franquismo. Un programa con una jerarquía clara, García dictaba y los demás acataban. Quizá era el ejemplo claro de una masculinidad frágil que tenía que esconder a base de insultos, vejaciones y acusaciones a todo el que iba contra él. Sus programas podían empezar perfectamente con un monólogo de 15 minutos de él hablando y despotricando sobre el político o empresario de turno.

En cambio, José Ramón De la Morena dio un vuelco a la forma de hacer radio deportiva en España y logró que ese monopolio se convirtiera en un duopolio. La personalidad de De la Morena era mucho más campechana, era más tranquila y resaltaba como virtudes lo que García escondía y consideraba defectos. De la Morena se hacía valer de un lenguaje más coloquial, ensalzando su procedencia rural y mostrando otros valores al hombre que escuchaba ese tipo de programas.

El de José Ramón era un programa más coral, con aire juvenil y, por supuesto, con mucha más variedad deportiva. No obstante, se vio envuelto en una guerra con el otro jefe máximo de la radio deportiva, García, por la audiencia. Una guerra no muy sana, que digamos. Los que portaban el micrófono de un color tenían que luchar contra los que tenían el micro del otro color por una entrevista, un invitado, etc. Los que lo vivieron cuentas auténticas peleas en casa de algún jugador o en el despacho de algún empresario. Es cierto que en antena se dijeron malas palabras entre ellos y eso fue la parte más negativa del asunto. Eran dos gallitos en el mismo corral. Viéndolo con perspectiva, ganó la radio. La radio es un medio especial que ensalza la sinceridad de un locutor y desenmascara la personalidad de alguien que está en frente del micrófono durante un periodo de tiempo.

El deporte es un acontecimiento que hace estar alerta a mucha gente en cuanto al periodismo se refiere. Es como el que es católico y escucha misa todas las semanas. Pues si te gusta mucho un deporte o un equipo o quieres estar al tanto de todo lo que pase relacionado con el mundo deportivo, sintonizar cualquier emisora a medianoche te asegura, es un ritual que te pone en contacto con la información deportiva que buscas.

Por supuesto, el periodismo deportivo es una rama en la que hay mucha competencia. Hay emisoras de radio que se dedican exclusivamente a informar sobre deportes las 24 horas del día y hay canales de televisión que también dedican gran parte de su programación a este tipo de información. Sin embargo, independientemente de la cantidad de medios que existan, el periodismo deportivo sigue siendo una de las ramas más importantes en el mundo de la información. Y es que el deporte es un tema que interesa a mucha gente y que genera mucha polémica. Por eso, el periodismo deportivo es una rama en la que hay que estar muy atento para no perderse ningún detalle. Y es que el mundo del deporte es muy dinámico y cambia constantemente.

Personalmente, en la actualidad, el periodismo deportivo tiene el deber y el reto de introducir ciertos temas que son necesarios hablar de ello. El deporte es una vía para que se hable de otras cosas, realmente importantes. Desde el deporte, desde la radio deportiva, se debe condenar actos machistas y se debe por supuesto condenar la homofobia y el racismo que aún hoy en día existen. Para mí, el periodista deportivo tiene un poder excesivo el cual se debería utilizar para hablar de temas necesarios y muy interesantes que pasan desapercibidos. Como la presión de un deportista o la salud mental.

La guerra de las ondas que protagonizaron García y De la Morena solo fue un reflejo de la sociedad española. Solo es un ejemplo de lo que es la radio. Solo es un ejemplo de lo que es la vida.