5.1. La iconosfera contemporánea.
La iconografía lleva acompañando al ser humano prácticamente desde el principio de su existencia. Aunque en la primera etapa de la Edad Media fue reconocida casi como un medio de comunicación. Este contenido intelectual se podía observar de manera implícita en la teología, en la filosofía y en el arte.
Se puede decir que la iconografía era el mensaje codificado dentro de esas artes a merced de diferentes elementos simbólicos. Años más tarde, con la llegada del cinematógrafo Gilbert Cohen-Seat acuñó el término iconosfera para referirse a este “mundo” de los signos en el que los humanos vivimos e interactuamos. Es por ello, que vengo a recoger aquí la evolución de la iconosfera, desde la aparición del concepto hasta la etapa digital del multitasking que vivimos hoy.
Transición de Filmología a Iconosfera
Tras la revolución industrial, y con la “lucha” entre los Lumière y Edison por ver quien desarrollaría el mejor aparato que lograra captar la realidad, nació el cinematógrafo. De esta manera, y pasando de puntillas por el cine de vistas (1895-1905), el cine de vanguardias (entre 1919 y 1930), la época clásica del cine hollywoodiense (entre 1925 y 1960 aproximadamente), se puede decir que se terminó de constituir el séptimo arte.
En la época de postguerra surgió entre los teóricos el término filmología. La filmología ve la potencialidad del cine para educar a la población de las naciones europeas (1940). Como curiosidad, cabe destacar que esta idea llegó tarde al mundo occidental, ya que en 1917 Lenin ya adelantaba que el cine iba a ser el mejor método para educar a su población. Esta premisa del cine como herramienta de ideologización había cogido peso en estos tiempos ya que fue una herramienta propagandística.
Entre esos teóricos se encontraba Gilbert Cohen-Seat. Lo característico de su obra es que no concebía el cine como un arte en sí, sino como un medio en el que se muestran y se adicionan artes como la pintura o el teatro. Para él, el cine era una tecnología, ya que trataba de captar lo real, no había un proceso artístico como por ejemplo en una pintura (diferencia entre pintar un retrato y fotografiar una persona. Es decir, un fotógrafo simplemente capta lo que ve, mientras que un pintor se esfuerza por capturar la esencia de lo que está pintando en cada pincelada).
*Me gustaría destacar que toda esta teoría está recogida en el primer libro del teórico francés, titulado: “Essai sur les príncipes d’une Philosophie du Cinéma, notions fondamentales et vocabulaire de Filmologie” (1946).
Este papel de instrumento para ideologizar masas lo ocupó años después la televisión. Con el éxito de este nuevo medio, Cohen-Seat adaptó su discurso y reconoció un nuevo neologismo, la Iconosfera: “La Iconosfera designa el universo imaginístico surgido a partir del invento del cine y de sus vertientes relacionadas o derivadas como la telenovela o la televisión”, (Gilbert Cohen-Seat, Problèmes du cinema et de l’information visuelle, 1961). Por si mismo este neologismo no acaba de quedar muy claro, si a esto le sumas que autores como Yuri Lotan (Semiosfera) o Regis Debray (Logosfera, Grafosfera, Videosfera) le añadieron otros significados e hicieron del concepto Iconosfera una variante dentro de otros términos, la definición se vuelve más caótica de entender.
Román Gubern en 1987, en su obra La mirada opulenta, Exploración de la iconosfera contemporánea, arrojó luz dando una definición menos abstracta del término: “Ecosistema cultural formado por los mensajes icónicos audiovisuales que envuelven al ser humano, basado en interacciones dinámicas entre los diferentes medios de comunicación y entre estos y sus audiencias”.
Como la iconosfera constituye un sistema complejo según su definición, adjunto aquí algunos enlaces a documentos sobre el tema que amplían en su totalidad todo lo abarcado de filmología e iconosfera. El Basilisco, revista del materialismo filosófico, Filmología, ponencia de José Luis Pozo Fajarnés en la Escuela de Filosofía de Oviedo.
Iconosfera en la actualidad
Una vez dadas por sentadas las bases teóricas y epistemológicas de la Iconosfera pasamos a comentar la llamada Iconosfera actual o contemporánea. Tras el auge de la televisión, y de la mano de las nuevas tecnologías llegó la tercera gran revolución al mundo del cine. Gracias al éxito aplastante de la digitalización y el internet, los medios tradicionales (cine, televisión y radio) en la última década se han visto forzados a hacerse interactivos para no quedarse atrás (con respecto al feedback que permiten las RR.SS.). Una vez adaptados los medios tradicionales a las tecnologías, con internet surge un problema. El exceso de información.
“Sufrimos un constante bombardeo de información que pasa desapercibida para nosotros, vivimos rodeados de estas imágenes, en gran parte debido a la publicidad que aparece en todos lados, televisión, radio, pantallas, muros, vallas, autobuses, etc.”. Pablo Martínez González, La iconosfera contemporánea, 2019.
De esta manera, y siguiendo la línea filosófica de esta entrada, podemos decir, que el humano ha pasado de ser un “animal político” (zoon politikón, Aristóteles), a ser un animal multitarea o multitask y visual. A causa de esta saturación, las nuevas tecnologías han forzado a las personas que viven gracias al sustento que da internet, a adaptar sus productos a formas iconográficas. Por ejemplo, las empresas de publicidad tratan de utilizar la imagen como un producto de seducción visual, cuyo objetivo es incitar al consumo de manera multiplataforma. Exponiendo su publicidad en vallas, spots televisivos, publicidad en redes y la radio (este último a pesar de ser conocido como el medio ciego, con la repetición de jingles similares al de otros medios, logra crear la imagen del producto, en la mente de los oyentes). Aunque esto es solo un ejemplo que sirve para expresar de que manera las nuevas tecnologías han cambiado la nueva Iconosfera.
Lo verdaderamente curioso de esta constante evolución mediática paralelamente unida a la evolución tecnológica, es que han surgido (sobre todo en América del Norte) unas “Tecnópolis” o “Tecno-suburbios” que permiten el acceso a la información y al trabajo sin necesidad de desplazarse del hábitat cotidiano. Además, de ahí que junto a grandes núcleos urbanos comiencen a desarrollarse ciudades periféricas con posibilidades similares a las del núcleo capital en donde se originan centros de aprendizaje y creatividad. Un ejemplo puede ser Madrid, que dentro del núcleo urbano hay ciudades como Getafe, Fuenlabrada, Leganés, incluso Guadalajara.
Realmente esto también es un claro ejemplo de globalización a causa de los medios, donde probablemente en un futuro no muy lejano, una persona de Albacete reconozca, por ejemplo, los mismos estándares sociales que una persona de Kioto y que una persona de Sudáfrica. Lo que quiero expresar con esto, es el ejemplo de la Coca-Cola, que, con la globalización y el capitalismo, es reconocida en todas partes del mundo, pero obviamente este ejemplo trasciende a una sociedad casi homogénea en su total extensión (Aldea global, McLuhan).
Para concluir, añado un enlace que amplía información acerca de la influencia de las nuevas tecnologías en la cultura audiovisual contemporánea, de la revista de la UAM, por Rafael Gómez Alonso.