2.5.- Industria de entretenimiento y medio de información

El otro día, pensando sobre qué escribir en este blog, me acordé de una serie documental que vi hace unos meses en Netflix. Soy una apasionada del cine, los thrillers, series policiacas, documentales, obras basadas en historias reales; creo que esta pasión me viene gracias a mi padre, desde bien pequeña he visto con él: CSI, El comisario, Mentes criminales, entre otras, pero siempre del mismo género. 

Dicho lo anterior, este otoño pasado decidí ponerme una serie documental sobre un caso del que siempre he oído hablar, sabía por encima de qué trataba pero nunca en profundidad, ya que cuando ocurrió aún ni había nacido. Pero eso no fue impedimento para que años más tarde se siguiese hablando sobre el crimen. He crecido viéndolo en las noticias, en tertulias, como semejanza a otros crímenes “parecidos”, incluso vi como ese caso se convirtió en el de todo un país. 

En noviembre de 1992 cambió la vida de tres familias, las de todo un pueblo y las de todos los hogares. El despreciable secuestro, violación, tortura y asesinato de tres adolescentes de Alcàsser, Míriam, Toñi y Desireé conmocionó a todo el mundo. Las circunstancias de su muerte, los casi dos meses y medio que pasaron desde que desaparecieron hasta que encontraron los cuerpos y el inmenso dolor que provocaron los autores de la barbarie a las víctimas y a sus familiares sacudieron a la sociedad española. Aquel crimen, desgraciadamente, trajo unas dosis nunca vistas hasta entonces de morbo televisivo en las diferentes cadenas, especialmente las privadas.

La desaparición, búsqueda, hallazgo de los cuerpos, detención del autor, investigación y juicio del triple crimen de Alcàsser despertó el interés de todos los medios de comunicación del país y de buena parte del extranjero. En España, eran los primeros años de las cadenas privadas y de los grandes despliegues en directo. El país vivió la angustia y el sufrimiento de las familias en tiempo real, a todo color y con todo lujo de detalles.

El hallazgo de los cuerpos en la partida de La Romana, un inhóspito paraje del término de Tous, supuso la mayor exhibición emocional a la que los espectadores españoles han sido sometidos jamás. Aquel día, las televisiones nacionales desplegaron todos sus equipos en la zona del crimen. También Nieves Herrero, cuyo programa De tú a tú pasó a ser historia de la televisión española. 

Herrero, a las órdenes de sus jefes directos, montó un plató improvisado en un local municipal de Alcàsser, colocó ante los focos y la audiencia a las familias rotas, a los vecinos desconsolados, a los compañeros de las tres menores hundidos. Todos rompieron a llorar ante las cámaras, también la joven presentadora que años después se refugió en la radio al reconocer que aquel programa fue un error. 

En caliente, con la furia desatada, el desgarro en carne viva y la sed de venganza a flor de piel, más de ocho millones de espectadores permanecieron pegados a las pantallas de sus televisores de forma inevitable. Los programadores sabían qué ingredientes añadir al cóctel para hacer aflorar los instintos más primarios del ser humano.

Sin embargo, aunque Herrero fue la diana de las críticas más voraces, no era la única esa noche allí. La noche del 27 de enero, y otras muchas que le siguieron, Alcàsser fue la capital mediática del país. Los focos se encendieron con la desaparición pero también corrieron ríos de tinta y horas de narraciones en las radios.

Durante esos primeros años de la década de los 90, las televisiones privadas buscaban consolidarse mientras que las televisiones públicas luchaban con las mismas armas por mantener una audiencia que, hasta el momento, no se habían disputado con nadie. Eran, también, los primeros años del share, de la contraprogramación, las historias de los españoles contadas sin ningún tipo de . Y, por si fuese poco, la primera etapa de las grandes franjas horarias en televisión: matinal, vespertina y nocturna.

A altas horas de la noche, el late night se convirtió en la franja horaria perfecta para la tertulia y el morbo. Fue en ese tramo nocturno, en el programa de Pepe Navarro Esta noche cruzamos el Mississippi donde se transgredieron todas las barreras morales del periodismo televisivo bajo el paraguas de un programa de entretenimiento. Sin ser este el único caso del que se hizo espectáculo en ese programa. 

A partir de estos programas hubo un antes y un después en la forma de hacer televisión, o por lo menos de consolidar unos límites morales y éticos. 

A día de hoy, viendo el documental de Netflix, informándome por otros medios, entrevistas, declaraciones, reportajes, post en redes sociales, se me hace incomprensible como de un crimen tan doloroso, como cualquier otro, se pudo llegar a crear un espectáculo. 

Hablando en primera persona, como mujer de 22 años y estudiante de periodismo, me repudia la idea de un periodismo-circo. Detesto el formato de Telecinco, o revistas como Cuore, entre otros, con los que he tenido que crecer en la televisión del salón de mi abuela, o como revistas de entretenimiento en la peluquería. Con estos ejemplos quiero presentar mi profundo rechazo hacia esta rama de mi futura profesión. Pero no todo iba a ser malo, gracias a este “tipo de periodismo” y a la evolución de la educación permanente en todos sus ámbitos, creo que estamos consiguiendo unas generaciones mucho más críticas y despiertas, haciendo así una sociedad más exigente y diversa. 

 

Bibliografía:

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Crimen_de_Alc%C3%A1cer

 

https://vertele.eldiario.es/noticias/alcasser-crimen-netflix-television_1_7420628.html

 

https://elpais.com/cultura/2019/06/13/television/1560442490_661709.html

 

https://www.netflix.com/watch/80230560?trackId=13752289&tctx=0%2C0%2Cc829e0e372534e7780eb9905e8d5d84f2800361f%3A8cc55344b37ecad70db5c4ae77f2e13b7ff02d62%2Cc829e0e372534e7780eb9905e8d5d84f2800361f%3A8cc55344b37ecad70db5c4ae77f2e13b7ff02d62%2Cunknown%2C%2C%2CtitlesResults