5.1. La iconosfera contemporánea.

El pasado martes ocho de marzo las calles se llenaron del color violeta en conmemoración de la lucha feminista por el día de la mujer trabajadora. Millones de personas salieron a manifestarse por la igualdad con la canción “Ay Mama” de Rigoberta Bandini como banda sonora.

Esta canción fue una de las presentadas en el Benifest, un festival en el que se decide que canción representará España en el festival de Eurovisión y que se llevó a cabo el pasado mes de enero. Este obtuvo muchísimas críticas por la canción que finalmente salió ganadora. La de Rigoberta, aunque no será la que nos represente finalmente en Turín, se convirtió en una de las favoritas del público y es un himno feminista en la actualidad.

Si nos centramos en su estribillo podemos escuchar la frase: “No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas”. Esta frase se podía ver en muchísimas pancartas este ocho de marzo y es una pregunta que se dirige directamente hacia un sector: las redes sociales.

Todas las redes sociales como Instagram, TikTok, Facebook o Twitter cuentan con lo que se llama un apartado de reportes. Si una publicación en Instagram no cuenta con sus normas esta será reportada e Instagram la borrará. Esto puede suceder por dos vías: que un usuario la denuncie o que la propia plataforma la identifique como que incumple sus normas. Si se trata de una cuenta que suplanta la identidad de otra persona o de alguien que utiliza su cuenta para cometer delitos de odio o amenazar a otra gente esta medida está muy bien pensada, aunque a veces no funcione todo lo bien que podría.

¿Pero qué tiene que ver eso con las tetas?

 

https://lh6.googleusercontent.com/preCU377xvS2Y82Vv_-PDCzDXcvXZnG37bA5e9zrNgADo7gI6l9lDkRgh8LP7x6Ghx8QmjOMxnd1K0QhruoTCDC4zHtrPXx-8z4ubKM5EcvaIFUs3dUM39okU_eGbr5lk0Upz3Q1Pues una de las normativas de Instagram es que prohíbe los pezones de mujer mientras que un hombre sin camiseta cumple con todas las reglas de Instagram. Está demostrado que los pezones de hombre no pasan por el mismo rasero puesto que las publicaciones donde aparecen estos no son censuradas pero las de mujeres sí.

Esta absurda normativa no se queda en Instagram nada más, sino que se puede encontrar en Facebook y en TikTok. Facebook en 2018 censuró una foto de la estatua de cerámica “Venus de Willendorf” por “contenido pornográfico” pero que más tarde aceptó en su plataforma enviando un comunicado y disculpándose por lo sucedido.

En la plataforma de TikTok la censura de los cuerpos femeninos ha llegado a tal nivel que muchos de los videos que suben los creadores de contenido pasan previamente por el control de revisión de la aplicación y posteriormente son eliminados por esta ya que aparecen cuerpos femeninos bailando de manera provocativa o por enseñar “más de la cuenta”. Pero todo maestrillo tiene su librillo y es que han encontrado una manera de que TikTok no les ponga el video en revisión: poner en la descripción del video “fake body” (o cuerpo falso si lo traducimos al castellano) para que el filtro piense que no se trata de una persona sino de un maniquí o un muñeco. Gracias a este vacío legal muchos videos pueden ser posteados sin ningún problema.

Independientemente de que si los videos pueden ser publicados o no aquí nos encontramos con el problema: ¿por qué los pezones, y los cuerpos femeninos en general, son censurables y los de hombres son aceptados por sus normativas?

En las normas de Instagram encontramos que la comunidad de TikTok penaliza los desnudos pero lo que se considera desnudo para un hombre no se le considera a una mujer ya que nuestro cuerpo está mucho más sexualizado. En las redes se considera que un hombre está desnudo cuando sus genitales están a la vista. Sin embargo, a las mujeres se las censura si se ven sus genitales y sus pechos tomando así los pechos como partes reproductoras femeninas. La causa de todo esto: la hipersexualización del cuerpo de las mujeres.

Los cuerpos femeninos se vienen sexualizando desde hace muchísimo tiempo: un ejemplo bien simple son los disfraces de profesiones en los que, casualmente, la variante sexy es la opción de la mujer. Después existen más ejemplos, no tan claros, donde las mujeres están sexualizadas: los “días de la mujer” en los bares no son ventajas para las chicas sino una táctica empresarial para utilizar a estas como productos para que más hombres vayan a estos lugares. Utilizan el cuerpo de la mujer (y a la mujer en general) como objeto. O las “medidas de vestimenta” donde se les prohíbe a las chicas en colegios vestir con tirantes o faldas ya que resultan “provocativas”. Esto no sería así si el cuerpo de niñas de instituto no se hubiera planteado desde siempre como un objeto de disfrute y sexualizado.

La sociedad ha establecido esta situación como “normativa” y a día de hoy ya no nos escandalizamos tanto al ver estas situaciones porque las hemos aceptado en nuestro día a día, pero con la llegada de las nuevas generaciones el descontento ante la hipersexualización ha crecido y las protestas se han hecho más comunes.  Mujeres como Rigoberta denuncian esta situación “al estilo Delacroix”: sacando un pecho y las redes sociales se llenan de videos, fotos, comentarios e historias con el lema: “yo visto como quiero”.

Pero por muchas protestas que se hagan y por muchos videos que colguemos, Instagram siempre acaba ganando y tirando abajo muchos de los trabajos de los creadores de contenido.

El ocho de marzo, la creadora de contenido Marina Llorca subía un video sobre mujeres importantes en la sociedad. En este se puede escuchar la canción antes mencionada de Rigoberta Bandini y para hacer honor a la letra ella recreaba la famosa imagen de “La libertad guiando al pueblo” de Delacroix, pero pixelando su pezón para evitar problemas con la plataforma. Como era de esperar Instagram le borró el video y ella volvió a subirlo, pero añadiendo algunos cambios en él donde los personajes del cuadro se preguntan por qué sale su pezón censurado. Si queréis ver su maravillosa obra de arte este es el enlace: https://www.instagram.com/reel/Ca0MUXRjxeo/?utm_medium=copy_link, pero daros prisa porque nunca se sabe si finalmente la aplicación decidirá tirarlo abajo. Esto no es la primera vez que le pasa, y no solo a ella, a muchísimas mujeres que tienen que lidiar con perder contenido a causa de la censura.

Hoy en día dos de las pocas redes sociales que dejan los pezones son Pinterest y Twitter y muchas de las creadoras se trasladan allí a subir su contenido, pero como el alcance de estas dos es mucho menor esto no es viable a largo plazo ya que no les permite realizar correctamente su trabajo.

Por esto luchamos día a día las feministas, no solo para poder subir una foto tranquilamente sino por lo que eso conlleva: ser dueñas de nuestro cuerpo y de nuestra imagen; poder llevar lo que queramos sin miedo a que nadie nos juzgue por “ir enseñando demasiado”. La cosificación de la mujer y la hipersexualización de su cuerpo es un problema en nuestra sociedad y ya es hora de que lo resolvamos.

De este ocho de marzo yo me quedo con la frase: “Si se me ven los pezones es porque tengo”.

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