5.3. Ciberespacio, cibercultura y medios de comunicación

Siempre se ha sabido que los medios de comunicación influyen de una manera trascendental en el pensamiento y conducta de un pueblo. Cuentan los sucesos de última hora y nos mantienen informados de lo que pasa a nuestro alrededor.

Sin embargo, en los últimos años, la transparencia y autenticidad de los medios de comunicación se ha cuestionado en multitud de ocasiones. Ya no están dirigidos por periodistas expertos en la profesión, si no por empresarios cuyo objetivo final es la recompensa económica, dejando a un lado el compromiso con la verdad que tienen los periodistas.

El negocio con los medios de comunicación ha hecho que sirvan en multitud de ocasiones como herramienta de politización. Hoy en día, la mayoría de medios tienen una marcada línea ideológica.

Hoy hablaremos del poder de los medios de comunicación para adoctrinar ideológicamente a masas y de la censura que se puede ver en  determinados medios de comunicación en países donde estos entran controlados por el gobierno y solamente se  puede emitir información desde  un punto de vista. En esta ocasión, nos centraremos en lo que está ocurriendo en Rusia.

Desde que empezó la guerra entre Rusia y Ucrania, el Kremlin ha censurado medios de comunicación nacionales para que apoyen sus políticas forzosamente. Pero la otra cara de Rusia sale  a luz gracias a medios internacionales: miles de rusos salen todos los días  a la calle para denunciar la guerra, defendiendo  que esa forma de actuar no les representa.

En su desesperación por silenciar la disidencia, Rusia está utilizando también empresas controladas por el Estado para acallar a quienes alzan la voz contra el conflicto. La eliminación del presentador de televisión Ivan Urgant y la marginación de la respetada periodista Elena Chernenko, que fue excluida de un grupo de prensa gubernamental por redactar una carta contra la guerra, dan testimonio del total desprecio del gobierno por la libertad de prensa.

Mientras, como parte de su invasión de Ucrania, Rusia se dedica a lanzar ataques que violan el derecho internacional humanitario, las autoridades pisotean el derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica en Rusia al tiempo que promueven su discurso sobre el conflicto. La brutal represión de las autoridades contra quienes expresan la oposición  a la guerra viola los derechos fundamentales, que en esta guerra, han pasado en un segundo plano y son ya casi inexistentes.

La primera prueba objetiva de la censura de los medios de comunicación la encontramos el 24 de Febrero de 2021, cuando el  organismo ruso de control de los medios de comunicación, Roskomnadzor, ordenó a todos los medios que, en su cobertura de la invasión rusa de Ucrania, utilizarán únicamente la información proporcionada por fuentes estatales oficiales.  Y cualquier medio de comunicación que no cumpliese esta premisa podría encontrarse con el bloqueo de sus sitios web y con multas de hasta 62.600 dólares estadounidenses.

El 28 de febrero, Roskomnadzor bloqueó el sitio de Nastoyashchee Vremya (Actualidad), filial de RFE/RL, por “supuestamente” difundir información  no acorde con la realidad. El 27 de febrero, la Fiscalía General emitió una declaración en la que amenazaba con procesar por cargos de “alta traición” cualquier tipo de “ayuda a un Estado extranjero, organización internacional o extranjera o sus representantes en actividades dirigidas contra la seguridad de la Federación Rusa”, realzando así el nacionalismo y patriotismo ruso, donde cualquier opositor al régimen es un enemigo del estado.

En los primeros cuatro días de la invasión, la policía rusa ha utilizado sistemáticamente la fuerza para dispersar las protestas contra la guerra celebradas en todo el país. Según la ONG de derechos humanos OVD-Info, se ha detenido a más de 5.900 manifestantes pacíficos en al menos 67 ciudades y localidades de toda Rusia. El 24 de febrero, el filósofo político Grigory Yudin fue golpeado por la policía hasta quedar inconsciente y tuvo que ser hospitalizado brevemente.

La noche del lunes 14 de marzo pudimos ver como la periodista Marina Ovsyannikova interrumpió en directo el informativo vespertino del principal canal de Rusia. La editora de la sección de internacional irrumpió en el plató detrás de la presentadora con un cartel que llevaba escrita la frase: «No a la guerra. No creáis en la propaganda. Te están mintiendo».

Momento en que la periodista rusa Marina Ovsyannikova interrumpe el informativo vespertino con una pancarta en contra de la censura.

Ovsianikova fue declarada culpable por el tribunal de Moscú en virtud de la parte 2 del artículo 20.2 del Código de Infracciones Administrativas de la Federación Rusa («Organizar o celebrar un evento público sin presentar una notificación»). De momento,  la periodista ha sido multada con 30.000 rublos (unos 250 euros) por publicar antes de irrumpir en televisión un vídeo en el que instaba a protestar contra la guerra.

Sin embargo, las autoridades rusas critican la “censura” a la que los medios de comunicación occidentales están expuestos. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha denunciado una guerra informativa contra Rusia por no obedecer a los países occidentales. “No se trata de Ucrania. Es la culminación del rumbo tomado a principios de los 90, cuando quedó claro que Rusia no sería obediente y mantendría su opinión”, ha sentenciado.

En conclusión, la libertad de expresión y el acceso a la información , que se trata de un derecho fundamental, es un privilegio en tiempos de conflictos bélicos. Es por eso, que la propagando política es otra guerra fuera de los misiles y toda artillería pesada, ya que el control de la información muchas veces es el control del pensamiento y de la opinión.

Bibliografía:

https://www.hrw.org/es/news/2022/03/01/rusia-con-la-guerra-la-censura-alcanza-nuevos-niveles

https://www.notimerica.com/politica/noticia-ucrania-lavrov-denuncia-gran-censura-medios-comunicacion-occidentales-20220320125105.html

https://www.rtve.es/noticias/20220315/periodista-rusa-interrumpe-informativos-directo-protesta-invasion-ucrania/2311320.shtml