5.3. Ciberespacio, cibercultura y medios de comunicación
Desde hace un par de años hacia la actualidad, los políticos, los medios de comunicación, y divulgadores en general, han añadido a su discurso la palabra cibercultura. Una palabra que a priori puede parecernos nueva y que ha llegado arrastrada por los smartphones, asistentes digitales, etc. Es por ello, que pretendo recoger aquí la mejor definición posible del término, así como la ligada evolución a él por parte del ser humano.
Comencemos por una definición sencilla, la cibercultura es un concepto que se utiliza con frecuencia para referirse a una cultura que se desarrolla en el ciberespacio. Pero ahora nos surge otro problema, ¿Qué es el ciberespacio? ¿Acaso es donde se desarrollan las películas de Star Wars? Pues, aunque pueda parecer que sí, el ciberespacio es el entorno artificial, y por lo cual intangible, que se desarrolla mediante herramientas informáticas. Es decir, es una construcción digital desarrollada con ordenadores, básicamente desde donde has extraído o estás leyendo este texto. Antes de nada, es importante conocer también que la cibercultura y el ciberespacio derivan de otro término más, la cibernética.
Prometo no añadir muchos conceptos que parecen sacados de la ciencia ficción, pero, por suerte o desgracia, así es la realidad. Norbert Wiener fue quien acuñó la palabra cibernética allá por el año 1942. Lo cual ya nos descubre que la cibercultura no es algo que haya venido con la llegada de los asistentes digitales, ni mucho menos. “Campo interdisciplinario que aborda los problemas de la organización y los procesos de control (retroalimentación) y transmisión de informaciones (comunicación) en las máquinas y en los organismos vivos”. Entonces, la cibercultura por lo tanto está vinculada directamente a la informática (en primer lugar) y a Internet. Se trata de conocimientos, costumbres, modos de vida y expresiones surgidas por el uso de ordenadores, móviles (en segundo lugar), y otros dispositivos tecnológicos (consolas, tablets, SmarTV´s…).
La cibercultura recoge las 3 características de las nuevas tecnologías de la información que propuso en 1999 Derrick Kerckhove. Estas son interactividad, conectividad e hipertextualidad. Resumiendo, la interactividad responde a la relación entre el entorno digital y una persona que, además, permite la relación de esta con más personas. Por otro lado, tenemos la conectividad, que permite la integración de esos individuos dentro del medio “colectivo”. Finalmente, la cibercultura también está dotada de la hipertextualidad, probablemente la característica más importante. Consiste en el acceso interactivo a cualquier contenido desde cualquier parte. En los últimos 10 años, la hipertextualidad haya cogido peso a causa del despliegue de puntos de acceso a la web 2.0, aunque esto es otro tema del que trataremos en otra ocasión.
Una vez definido el ciberespacio y la cibercultura, voy a proponer algunos de los problemas y las ventajas que tienen este tipo de sistemas interactivos, además de la evolución de sus funciones en la actualidad. Aunque por si acaso te ha quedado alguna duda, te adjunto aquí unos enlaces donde se explican de manera breve la cibercultura y las nuevas tecnologías interactivas.
Muchos teóricos actuales como McLuhan, Mumford o Giedion, propusieron que estos sistemas, al crear una nueva continuidad entre el cuerpo y máquina, ayudan a reforzar la red de conexiones que expanden nuestros sistemas nerviosos centrales, más allá de nuestros cuerpos, hacia el mundo exterior. Aunque, por otra parte, las nuevas tecnologías y la red son una extensión para que la mente procese el lenguaje, que es, en sí mismo una extensión del cerebro.
Hasta aquí puede parecer que este sistema cibercultural no plantea ningún problema. Ya que, gracias a él, la inmediatez y la globalidad se vuelven un hecho (una vez más, “Aldea Global”, McLuhan). Pero donde antes un libro era una ayuda para la memoria y el almacenamiento de información, ahora, las nuevas tecnologías permiten un acceso y configuración personalizada de la propia información, se nos presentan como una ayuda a la inteligencia.
Esto puede parecer una mejora (y lo es), pero también puede ser una muestra de involución. Me explico, y sin la intención de parecer un “abuelo cebolleta”. Esta extensión tan perfecta de las tecnologías interactivas, pueden llevar a una infinidad de problemas. El primero es el más obvio, aunque radica en el abuso de Internet. Este (Internet) puede ser como ya hemos comentado un gran apoyo para la inteligencia. Pero todos conocemos a alguien que lejos de leer o culturizarse, utiliza una búsqueda rápida en Google para sacarse de un apuro momentáneo y después, como no, olvida esa información. Esto puede llevar a unas generaciones venideras que no tengan interés en formarse ni culturizarse porque “para qué, si está todo en Internet”.
Otro de los problemas que pueden generar las nuevas tecnologías y la construcción de la aldea global es la saturación de información. Ya no solo relacionado con la saturación mediática, sino en general. Para arrojar algo de luz voy a poner un ejemplo basado en mi propia experiencia. Mientras escribo esto, habré realizado cerca de (esto es un dato aproximado) 150 pausas, y probablemente 30 hayan sido para contrastar información acerca de los conceptos. Pero el resto ha sido a causa del multitasking disuasorio al que nos hemos acostumbrado por culpa de las tecnologías. A menos de 20 centímetros de mí tengo: un ordenador, un monitor extra, una tablet y un smartphone. 4 aparatos independientes interconectados entre sí, los cuales no paran de avasallarme de información (de todo tipo, visual sonora, etc.) y que por mucha fuerza de voluntad que ponga para no disipar la concentración, es imposible. Eso claro, obviando la saturación informativa que nos encontramos al entrar a redes sociales, encender la televisión o saliendo a la calle (vallas publicitarias…). Consecuencias de la iconosfera contemporánea.
He de admitir que me ha costado escribir esto (no solo por todas las distracciones que he tenido), sino porque me declaro fan del multitasking y de las nuevas tecnologías. De hecho, pienso que, haciendo buen uso de ello, se puede llegar a obtener grandes ventajas. El ejemplo de ello lo tenemos hace exactamente dos años, con la pandemia de la COVID-19. De donde se decía que saldríamos mejores y, en cuanto a lo social no sé, pero como especie quizá sí. Ya que se consiguió que personas de todas las edades (en el primer mundo y en países en vías, eso sí) nos mantuviésemos en contacto gracias a la conexión ciberespacial. Además, en estos tiempos, se asentaron las bases de una nueva cultura del entretenimiento de masas. Gracias a plataformas como Twitch, que permiten la transmisión de contenido en directo, así como la interacción con el espectador en tiempo real.
Es por esto que, con las nuevas evoluciones tecnológicas, como las recién presentadas gafas de OPPO en el MWC (Mobile World Congress), gafas que pretenden jubilar a los smartphones y pasar a ser una extensión definitiva. En un futuro cercano los hombres y mujeres (del primer mundo y países en vías) se encontrarán conectados 24 horas al ciberespacio. Convirtiéndose en un animal electrónico (zoon politikon, Aristóteles).
OPPO Air Glass, lentes de realidad asistida presentadas la primera semana de marzo en el MWC en Barcelona.
Bibliografía:
https://dle.rae.es/cibercultura?m=form
https://definicion.de/ciberespacio/
https://doczz.es/doc/4763571/iii.-nuevas-tecnolog%C3%ADas–interactividad–conectividad-e-h
https://fersalma.blogs.uv.es/2009/10/28/%C2%BFque-es-cibercultura/