1.1- Historia y evolución de los medios audiovisuales (segunda mitad del S.XX y S.XXI)

En medio de una era de revolución tecnológica nos damos cuenta de que las cosas están cambiando, estos cambios siempre han afectado a los medios audiovisuales y el cine no se queda atrás. Como gran medio de entretenimiento (o como pasión para muchos) ha conseguido marcarnos con una imagen, una interpretación o una banda musical pero existe un gran debate en el cual nadie logra ser el ganador: ¿Es mejor el cine digital o el cine analógico?.

Para conocer la respuesta o más bien aproximarnos a una idea que se parezca a una respuesta debemos mirar al pasado y a las características de cada uno. La primera proyección pública que organizan los hermanos Auguste y Antoine Lumière fue el día 28 de diciembre de 1895 en París, en el Boulevard de los Capuchinos. Desde siempre el cine analógico ha necesitado una máquina de proyección, el cine digital se sirve de un proyector digital, un disco duro y un archivo o también denominado “película”. Cuando las películas llegan a los cines analógicos y a las salas, un trabajador debe encargarse del montaje (debe empalmar los rollos, cortar y pegar físicamente el negativo), es un proceso lento y delicado si lo comparamos con el cine digital, el cual funciona igual que un ordenador mediante un archivo. Con unos pocos “clicks” podríamos programar los trailers y la publicidad que van antes de la película.

Desde su creación y uso, el cine digital ha ofrecido ventajas y soluciones de espacio en las salas de proyección, de envío y gastos de rollos que pueden llegar a ser muy pesados según la duración de la película. También en cuanto a calidad se refiere, el cine digital ofrece una imagen fija mientras que el cine analógico mantiene “saltos en la imagen”. Por otra parte, la película analógica, al ser algo físico se deteriora al pasar por varias proyecciones, afectando así la imagen e incluso la banda de sonido. Debido al tamaño de los rollos, muchas veces se necesitan grandes métodos de transporte como el uso de grúas para el uso en las proyecciones analógicas.

Una de las primeras proyecciones verdaderamente digitales fue el cortometraje “Driven Together», de David M. Kaiserman, en 2000. La primera secuencia que utilizó secuencias generadas por computadora fue Tron, producida por Disney en 1982. El uso de cine digital tampoco presenta ningún tipo de movimiento de la imagen, lo cual solía suceder en los antiguos proyectores debido a los procesos de impresión de los antiguos métodos. Además permite a otros tipos de entretenimiento digital realizar transmisiones en vivo, desarrollar vídeo juegos, etc. Al no contar con límites de lo que se puede crear, los cineastas pueden dejar volar su imaginación y crear las más fantásticas e increíbles películas cinematográficas.

Los proyectores digitales hacen uso de una lámpara o reflector compuesto por dos piezas que mejoran la iluminación y eficiencia en la calidad de la imagen. Este sistema óptico utiliza un conjunto de espejos plegables y lentes, más conocidos como el “motor de luz”,  los cuales cumplen con la función de dirigir la iluminación al sistema de imagen. Esta luz se divide en tres colores primarios, los cuales son rojo, verde y azul. Sin embargo, cada uno de los colores cuenta con un propio chip DMD y más de 2 millones de píxeles, los cuales se pueden visualizar como una sola imagen sobre la lente que proyecta la imagen en la pantalla.

Aunque a priori la diferencia es bastante obvia y clara (puesto que el cine digital ofrece mejores condiciones de trabajo y más comodidad), el problema se esconde en la calidad de imagen. Este tema ha dividido a muchos críticos, apasionados e incluso directores (como Nolan o Tarantino). Hay una postura conservadora que parece empeñada en trabajar con el sistema analógico defendiendo sobre todo la textura de la imagen que no tiene la recién llegada calidad digital, esto también se debe a varios motivos. En primer lugar, el celuloide permite grabar en ciertos formatos de película de gran tamaño como es el formato IMAX, en el caso de Nolan, o el formato de 70mm anamórfico utilizado por Tarantino en «Los Odiosos Ocho», película de 2015. Estos formatos, gracias al tamaño del negativo, ofrecen una resolución y calidad de imagen que, hasta ahora, no han sido posibles con un sensor digital, ya que en dimensiones sólo suelen llegar a Full Frame (equivalente a un negativo de 35mm). En segundo lugar (y como ya he mencionado anteriormente), estos directores eligen el formato analógico por razones estéticas, ya que este ofrece una imagen orgánica que destaca por su estética, grano y rango dinámico. Dando lugar a un «look cinematográfico», que también se trata de replicar con cámaras digitales. Estas razones se observan en las películas de Quentin Tarantino.

El problema llega cuando se crea la polémica. Muchos directores y consumidores de cine, así como críticos y expertos, optan por creer y afirmar que el cine analógico es mejor que el digital por el simple hecho de ser el que siempre se ha usado y ser aquel que evoca una sensación de nostalgia cinematográfica. En este caso las emociones ciegan y algunos directores como Tarantino afirmaron (en entrevistas realizadas en 2010 y 2011) que el cine estaba muriendo al utilizar el cine digital y el DMD. Tarantino es un amante de la nostalgia y un protector del negativo.

Entre los años 70 a 90 los temas de las películas empezaron a repetirse con una cierta frecuencia, los espectadores se dejaban atrapar, sobre todo por aquellas producciones que resultaban muy sorprendentes. A partir de los 2000 y con el uso del cine digital, la tecnología genera un escenario dinámico respecto a las formas de representación audiovisual, permitiendo no solo una ampliación de los referentes cinematográficos, sino también el desarrollo de nuevos lenguajes, estéticas, géneros y estructuras narrativas.

Como curiosidades, la película fotoquímica fue el único método de rodaje durante 100 años, por lo que costó dar el gran paso para cambiar lo analógico por lo digital. El ruido, el granulado y la textura que daba la película fotoquímica gustaba a los directores pero esto desaparecería con la llegada de las películas digitales. En algunos casos, algunos cineastas procesaban la película digital para que pareciera una película fotoquímica. En el cine analógico los rollos en la moviola eran muy ruidosos, cosa que no pasa al escanear la película y pasarla al ordenador para modificarla en el cine digital. El director de fotografía era el único que sabía lo que iba a salir en pantalla puesto que el monitor no reflejaba el resultado final en la mayoría de casos. Los píxeles sustituyeron el granulado e hicieron que este desapareciera. En el cine digital realmente se utiliza un sensor y un disco duro donde se almacena lo rodado. Por otra parte, las cámaras digitales dan una nueva estética al cine, eran menos pesadas que las analógicas y con el paso de los años fueron reduciendo en gran medida el tamaño y mejorando la calidad de grabación. Aparte de mejorar el proceso de grabación también se facilitó el proceso de montaje, el cual consistía en pasar al ordenador la información y los archivos y montarlos a través de él. El digital impulsó el uso de efectos especiales, los cuales eran más difíciles de realizar en el cine analógico.

En conclusión, el cine analógico y el cine digital han dividido a la comunidad cinéfila en cuanto a su uso se refiere. Las tecnologías han avanzado e irremediablemente muchos han optado por un cine más vistoso y espectacular. Al final los dos métodos pueden convivir perfectamente y cada producción puede realizarse del modo que prefiera el director, siempre que se respete tanto su decisión como las de otros directores y cinéfilos.

Bibliografía:

 

https://fido.palermo.edu/servicios_dyc/catalogo_investigacion/detalle_proyecto.php?id_proyecto=1865

 

https://www.youtube.com/watch?v=j3SJfirJQtI&t=866s