5.3 & 5.4: Ciberespacio, cibercultura y medios de comunicación / Multimedia e internet: arte digital, videojuegos…

Todas mis entradas han tenido un mismo desencadenante, un punto del que partir: internet nos ha cambiado la vida en muchísimos sentidos. Y la entrada de hoy no es la excepción. No va a haber un tema especial ni peculiar: esta es una entrada como otra cualquiera, y es referente a una de las cosas que verdaderamente más me ha marcado en mi vida: el cómo internet ha cambiado a la sociedad, y sus gustos, centrándonos específicamente en dos: los videojuegos y las batallas de gallos.

Como ya dije en mi entrada sobre los memes, una de las peculiaridades de internet es el surgimiento de lo “viral”: lo efímeramente famoso. Una actitud, algunas veces aleatoria, que causa tendencia en el mundo digital, y por ende, en el mundo real, al ser una de las consecuencias de que gran parte de la población mundial esté conectada. Antes de internet, las modas se compartían de forma mas casual, más barriobajera. En verdad, seguía el mismo proceso que en internet, pero muchísimo más lento. Por ejemplo, las peonzas, los bakugan, las pulseras de goma con forma de animales o las cartas de Invizimals que estaban de moda durante mi infancia: un día, alguien venía con eso, lo enseñaba y/o presumía, y en cuestión de días la mayor parte de la gente imitaban ese comportamiento, que desaparecía cuando otra nueva moda surgía, dejando tras de sí a esos “frikis” que continúan con la moda aunque ya no esté de moda.

Sin embargo, hay cosas que cuando era pequeño nunca estuvieron de moda y que ahora, de forma impactante, al menos para mí, lo están: los videojuegos. Y es que yo he vivido la época en la que te miraban raro si hablabas de videojuegos. No caías mal ni nada, pero te tomaban como un friki que estaba enganchado a las maquinitas. Gran parte de mis amistades de la infancia, algunas de las cuales conservo hoy en día, vienen debido al amor a los videojuegos: un grupito pequeño de a lo mejor cuatro o cinco personas apartadas en el patio que hablaban del nuevo Pokémon o de Call of Duty mientras los otros compañeros y compañera estaban jugando al fútbol o almorzando. Toda mi etapa en el colegio y toda la ESO (en tercero y cuarto en bastante menor medida) ha sido así: los videojuegos viéndose como algo de medio inadaptados sociales y refugiados introvertidos que prefieren dedicar el tiempo a una maquinita que a entablar relaciones con la gente.

Pues resulta que, sin yo darme cuenta (destacar “sin yo darme cuenta” pues ha sido un proceso progresivo), el mundo de los videojuegos se abrió al mundo, y dejó de considerarse como se consideraba hasta ese entonces, para empezar a verse como una moda que todo el mundo podía disfrutar. Una moda que hasta incluía gente que no había jugado a videojuegos en su vida, pues eran incontables los videos formato musical.li de personas posando con mandos apagados o desconectados haciendo como que jugaban a algo. Esto me pilló por sorpresa, e incluso hoy aún me parece un poco surrealista el cambio de opinión de la población en general respecto a la imagen que se tenía sobre los videojuegos en un lapso tan corto de tiempo. Analizando el tema en profundidad, pienso que ha habido dos factores que han propiciado este cambio de paradigma: los youtubers y Pokémon Go.

En el caso de los youtubers, su evolución en la sociedad es muy bestia: de ser mirados como unos parias que subían videítos a internet, a ser figuras mediáticas masivas, comparándose con actores, cantantes y futbolistas, que representan gran parte del entretenimiento diario de millones de personas alrededor del mundo. Es solo pensar un poco en lo que se ha convertido todo y me dan escalofríos. Hay diferentes tipos de contenido que se reparten entre las masivas figuras de internet: videoblogs, temas sociales, retos… pero lo primigenio, lo principal, lo que inició el camino y lo que sigue suponiendo hoy en día gran parte del contenido audiovisual realizado por las figuras en internet son los videojuegos. Gran parte de los youtubers existentes deben su éxito a los videojuegos, y así todos han mostrado en su canal alguna vez cómo jugaban a videojuegos. Los youtubers llegan a conectar con muchísimas personas diferentes, y mostrar a esto ídolos de masas jugar a videojuegos de forma normal durante un largo periodo de tiempo puede ser una de las causas por las cuales los videojuegos han sufrido esta explosión y esta normalización.

Respecto a Pokémon Go, la explosión surgida en verano de 2016 fue brutal. Pokémon Go, durante todo ese verano, inundó internet como poco se ha visto en la historia. Millones de jugadores de todo el mundo se descargaron el juego para probar a cazar pokemones en la vida real, siendo una jugada maestra de márquetin juntar a uno de los videojuegos más icónicos de la historia con un juego sencillo que encima cuadraba a la perfección con el tema del juego. Todo el mundo quería cazar pokemones, y durante todo el día encontrabas a gran multitud de personas con el juego abierto por las calles o aglomerados en una pokeparada. Al terminar el verano, como todas las modas, murió. Cayó en el olvidó y ya solo lo juegan una determinada cantidad de jugadores que ni de broma se acerca a los números que tuvo en su lanzamiento. Entonces, Pokémon Go fue tan importante en este tema porque millones de jugadores que no habían probado nunca un videojuego se descargaron la aplicación, siendo ese su punto de partida en el mundo de los videojuegos, y terminó de confirmar la normalización del mundo de los videojuegos. En este caso se podría incluir Fortnite, actualmente fenómeno global, en 2017. Pero no lo considero así porque para jugarlo se necesita una consola y/o ordenador, y la diferencia con los dos casos anteriores es que están disponibles en una herramienta globalizada que todo el mundo posee: el teléfono móvil.

Otro de los movimientos que, en menor medida, ha crecido de forma brutal desde su introducción en las redes, son las batallas de gallos. Posee unas cuantas diferencias con los videojuegos: siguen sin ser reconocidos para todos los públicos, pues las batallas siempre se han visto como algo callejero; no es tan fácilmente accesible; es un tema cerrado, por lo que no existe tanta posibilidad de que te pueda atraer, cosa que no pasa con los videojuegos y sus casi infinitos géneros… Pero su crecimiento también ha sido bestial, comparando el público y los escenarios, por ejemplo. Pues se pasó de alquilar un pequeño espacio de la playa de Alicante para la competición nacional de Red Bull: Batalla de los gallos en 2015, a alquilar el estadio del Espanyol para la nacional del 2019, debido a la subida de ingresos, spónsors y demás. Sinceramente, no tengo un motivo claro con el que explicar a subida tan bestia de las batallas de gallos, pero deduzco que ha sido un “boca a boca cibernético”: las personas hablaban de ello, cada vez se iba hablando cada vez más y más y cada vez más y más personas iban hablando de eso hasta llegar al punto de explosión del 2018. Mucha gente critica la evolución del movimiento, considerando que ahora se busca más el espectáculo y la grandilocuencia, haciendo que se pierdan los verdaderos valores del freestyle. Y aunque el movimiento ha sufrido mucho por la pandemia, ya que no se han podido realizar eventos de forma presencial, y los primeros que se hicieron eran sin público, sigue llamando a millones de personas. A diferencia que en los videojuegos, no creo que se haya “normalizado”, simplemente es una moda que ha explotado, por lo que no me sorprendería que muchas de las personas que vinieron por el boom pierdan el interés y se marchen, desinflando un poco el globo, a diferencia de la industria de los videojuegos, ya definitivamente consolidada como una de las grandes del entretenimiento mundial.

Conforme a la perspectiva de género, de los consumidores no se puede decir mucho, ya que el contenido está perfectamente disponible para hombres y mujeres. Sin embargo, cabe recalcar que las mujeres han podido hacerse un hueco tanto en el mundo de los videojuegos como en el de las batallas de gallos, sobre todo últimamente, ya que antes estas dos cosas eran vistas como algo que solamente practicaban los hombres, y es una imagen que se está borrando.

Como conclusión: mucha gente dice que los que vinieron por la moda no son verdaderos fans. Que solo cuenta si estuviste cuando sacaron las primeras recreativas o en la Red Bull de 2005. Yo eso no lo comparto. Estas cosas siempre han sido mundos maravillosos, llenos de posibilidades, y si alguien ha venido por la moda, yo le doy la bienvenida a este mundo fantástico donde se lo va a pasar en grande. La gente debe dejar de pensar que las cosas son suyas y que los que vienen detrás de ellos valen menos, porque a compartir y a respetar se supone que nos enseñaron en la guardería.