2.5.- Industria de entretenimiento y medio de información

La aparición de los Goya y la importancia de su retransmisión en TV

El ser humano hace arte, o mejor dicho, el arte hace al ser humano. Muchas personas son las que defienden que el arte es un lujo, algo que surge en tiempos de paz o tranquilidad, como una subterránea y acordonada sección de la Pirámide de Maslow. A pesar de las verdades que esta afirmación pueda contener, es infinitamente más atractivo y enriquecedor pensar que el ser humano ES humano desde que apareció el arte. Tal y como plantea el escritor Philip K. Dick en su obra “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” el arte transciende a la misma biología del cuerpo, va más allá de etnias, géneros o prejuicios; el arte otorga humanidad en cualquiera de sus formas. Se podría así decir que nos hace a todos iguales, androides o no.

Este único y maravilloso ente plantea infinitas preguntas, pues tal y como el filósofo alemán Friedrich Hegel afirmaba; “El arte es una forma particular bajo la cual el espíritu se manifiesta”. Y aquí llegamos al quid de la cuestión de este artículo, pues el espíritu humano posee una intrínseca faceta social. Una parte del ego que se alimenta de la sociedad y la participación activa en ella. De ahí que una de las tres funciones vitales sea la de relación y exista un tipo de arte propio y otro de arte social. Pero ese es otro interesantísimo tema que quedará para otra ocasión.

Continuando con el hilo, es conveniente observar ahora el comienzo de los tipos de premios a tratar en esta entrada (en este caso en específico, a los premios al séptimo arte); o dicho de otra forma, el reconocimiento social a la mas pura labor espiritual. Cierto es que el arte conforma una parte esencial para la autoayuda hacia nosotros mismos, pero es inevitable para cualquier artista anhelar el reconocimiento de los demás, de la sociedad de la que forman parte. Además, si se coloca en material de observación un arte como el cine esto queda aún más justificado, pues se trata de un arte caro; realmente caro. Cada día se hace más viable su práctica para todos aquellos con una cámara y conexión a internet; pero es innegable que los grandes proyectos distan mucho de gozar de unas cantidades de dinero de nulo acceso para aquellos que carecen de reconocimiento.

Es el momento por lo tanto de hablar del nacimiento de la gala de los Goya. Su aparición no se entiende sin la creación previa la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (AACEE). Surgiría así ,en una marisquería en la que se reunieron pesos pesados del cine español como Berlanga o Carlos Saura entre otros, la idea de llevar a cabo una gala de premios. Entre sus objetivos, impulsar un cine que ya entonces tenía sus amenazas, perfectamente visibles en lo expuesto en la anterior entrada. Dos años después de dicha reunión, la gala de premios a la cinematografía más importante en España se celebraría por primera vez el 17 de marzo de 1987.

Gala, todo hay que decirlo, impulsada a imitación de los premios cinematográficos otorgados en otros países como los Óscar en Estados Unidos o los BAFTA en Reino Unido. En España llegó un poco más tarde debido al franquismo y el gran lastre que el régimen suponía para el arte y todo lo relacionado con él en España. La asfixiante censura de la televisión impedía la celebración de galas de este tipo, sin contar que las obras nominadas serían escandalosamente reducidas de tener en cuenta la censura.

Las tasas de audiencia que lograría alcanzar esta evento cultural sería un factor a tener muy en cuenta, pues en las últimas dos décadas alcanza una cuota de pantalla de entre 18% a 27%, lo que suma una media de tres millones de espectadores. Todo ello, claro está, sin contar con los números de espectadores que luego lo visualizarán en diferido; o lo que es más, las acometedoras mareas de interacción y opinión en redes sociales con la aparición de esta nuevo y agitado método de comunicación.

Es en este punto cuando es necesario mencionar la grandísima labor de altavoz que puede llegar a alcanzar una gala televisada de este calibre. Como ejemplo, en el año 2003 una gran cantidad de profesionales del cine aprovechó la gala para expresar su rechazo al apoyo del gobierno de Jose María Aznar a la invasión estadounidense de Irak. Algo que, por su puesto, sería impensable de hacer en medio de un régimen dictatorial. Es esencial por ello tener en cuenta que este tipo de galas no suponen una mera forma de entretenimiento o reconocimiento, sino que sus intenciones y posibilidades alcanzan objetivos como el de informar o moldear la opinión pública. Conocer esto da un empellón a la necesidad de mantener los ojos y oídos abiertos como espectadores, siendo conscientes de los intereses siempre latentes en todas y cada una de las actividades presentes en la agenda de la televisión que tantos salones puebla hoy.

No debe pasar desapercibido en esta entrada uno de los temas que más revuelo ha causado, y con razón. Se trata de la poquísima presencia de la mujer en las nominaciones de estos premios, donde en el año 2018 y tras 32 ediciones la mujer solo contaba con un 27% de nominaciones. Numerosas, aunque no suficientes, mujeres directoras han logrado nominaciones a los Goya. La pionera fue Pilar Miró, que optó al Goya a la Mejor Dirección en la primera edición de estos premios.

Tras ella, transcurrieron tres años hasta que, en 1990, otra mujer fuera nominada en la misma categoría. A este hay que sumar el hecho de que hay diversas categorías en los que la presencia femenina es especialmente nula, como la categoría de Mejor Sonido, Mejores efectos especiales o Mejor música original. Este año 2022 la presencia de mujeres como Valeria Arcieri (sonido), Míriam Piquer (efectos especiales) o Zeltia Montes (música original) nominadas a dichas categorías ha sido categorizado por la Asociación de Mujeres Cineasta y Medio Audiovisuales (CIMA) como algo “llamativo”.

 Cierto es que desde que los Premios Goya comenzaron en 1987 la presencia femenina ha ido incrementando muy paulatinamente. El problema es que ese muy es un MUY. Tanto que a día de hoy aún no se ha alcanzado la paridad representativa tras 36 ediciones. Algo realmente serio, pues en un arte como el cine en el que el reconocimiento es esencial para seguir creando, un lastre de este tipo supone una pescadilla que se muerde la cola.

 

 

Bibliografía

 

Reflexión filosófica sobre el arte: https://institucional.us.es/revistas/themata/36/N4.pdf

Premios

Más información sobre los premios Feroz: https://es.wikipedia.org/wiki/Premios_Feroz

La poca presencia de la mujer en las nominaciones: https://lavidaenfotogramas.wordpress.com/2018/02/05/historia-de-los-premios-goya-direccion-con-nombre-de-mujer/