2.5.- Industria de entretenimiento y medio de información

El concepto de Eurovisión ha tenido en España desde hace tiempo una connotación negativa. El festival en nuestro país está relacionado con lo “friki”, sobre todo en las últimas dos décadas que han ido acompañadas de bastantes malos puestos en la clasificación y alguna candidatura como la de Rodolfo Chikilicuatre en 2008 que han hecho flaco favor a la imagen de Eurovisión en España.

La actuación de Chikilicuatre es una de las que más ha contribuido a denostar la imagen del festival en España

Lo cierto es que esta tendencia de los españoles a renegar del festival es algo muy nuestro, quizás lo compartimos con algunos vecinos del sur como Italia, donde más que con esta mirada burlesca, el festival se ve como algo secundario que ocurre después del prestigioso festival de Sanremo. Algo similar ocurre con nuestros vecinos portugueses, cuyo Festival da Cançao es el evento musical por antonomasia, o incluso en Francia, donde durante algunos años el festival se llegó a emitir por la segunda cadena, algo similar a cuando se proyectó en La 2 en España durante algunos años en los ochenta y noventa.

Como digo, esto es algo muy nuestro, muy del sur de Europa. Si levantamos la cabeza en el mapa del viejo continente y nos vamos sobretodo a los países del este y del norte, la percepción del festival es completamente distinta. Hoy nos vamos a centrar en uno de este último grupo de escandinavos, Suecia, en otro momento hablaremos del resto.

El invento del Melodifestivalen: Más de 60 años en las televisiones suecas

Suecia participó por primera vez en el festival de Eurovisión el año 1958. En aquella primera ocasión la televisión sueca SVT escogió de manera interna a su candidata. A partir del año siguiente se creó un método de elección que se podía seguir por televisión y por radio. No podemos decir que Suecia fuera pionera en este formato, pues Dinamarca, uno de los países fundadores del festival en 1956 creó en su segunda participación su Dansk Melodi Grand Prix.

Desde 1959 el Melodifestivalen asiste a su cita anual con la televisión sueca

La gran diferencia entre los daneses y los suecos residía en que los primeros crearon un show en el que entre dos y tres artistas interpretaban varias canciones distintas de entre las cuales se escogía el ganador, mientras que en el caso del Melodifestivalen, eran diez propuestas completamente distintas las que concursaban. Aquel fue el comienzo de un fenómeno que llegó a los salones suecos para quedarse.

Lo cierto es que en aquella época no se contabilizaban aún los datos de audiencia, pero en la década de los 60 se creó un show televisivo con identidad propia que inspiró a algunos de los países vecinos a adaptar el formato a sus televisiones. Sólo un año después de la primera edición del Melodifestivalen, Noruega creó su Melodi Grand Prix, que también se mantiene vivo en la actualidad. Más tarde se inspirarían también Finlandia, que entró en el festival en 1961, e Islandia que hizo lo propio en 1986.

El Melodifestivalen catapulta a ABBA

En el año 1973 el Melodifestivalen ya es toda una institución en Suecia. El programa, cuya función principal era escoger al candidato idóneo para representar al país en Eurovisión, trasciende y se convierte en algo más que el paso previo al festival. Algunas de las jóvenes promesas musicales del país lo utilizan para darse a conocer y entrar en la industria.

Entre esos prometedores artistas se encuentra el grupo “Björn & Benny, Agnetha & Anni-Frid”, un cuarteto que prueba suerte en la edición de 1973 con la canción Ring, Ring. El tema gusta en Suecia y alcanzan una tercera posición que les sabe a poco. Sólo un año después, el grupo, reconvertido en ABBA, participa en el Melodifestivalen con la canción Waterloo. El final de la historia lo conocemos todos.

El empujón definitivo de Björkman

Björkman abandonó la dirección artística en 2021 tras 19 años en el puesto

En 1992 participa por primera y única vez y gana el festival un tal Christer Björkman. Diez años después de su victoria, este hombre vuelve a escena en condición de director artístico. Su llegada significa el empujón definitivo para que el Melodifestivalen se convierta en el fenómeno arrollador que es hoy, llegando a todos los puntos del país.

Desde su creación en 1959 el show consistía en una única gala de diez participantes que se celebraba en algún escenario de la capital, Estocolmo. El cambio drástico de Björkman fue reconvertir el programa en un evento con 4 semifinales celebradas a lo largo y ancho del país con una gran final en la capital, lo que multiplicaba el número de participantes y además acercaba el show en directo a algunas grandes ciudades suecas que siempre lo vieron por el televisor.

Cuando todo el país está pendiente del televisor

Anders Bagge fue el favorito de los telespectadores en la edición de 2022

El pasado sábado fue la final del Melodifestivalen. Tuve la oportunidad de vivirla in situ desde el estadio por primera vez en mi vida, y puedo entender el por qué de este fenómeno tan masivo en el país. El estadio estaba plagado de familias, padres y madres con sus hijos que asistían a vivir el mayor evento musical del país. Algunos lo hacían por primera vez, como Dalia, que junto a su marido y sus dos hijas estuvo presente en el Friends Arena: “Para mí es una gran ilusión, pero sobretodo para ellas (sus hijas Anna y Melanie, de 12 y 14 años), que es la primera vez que lo van a ver en vivo”.

Un evento que, al igual que solía pasar cada año en casa de Dalia, se suele vivir en familia en el salón de casa. Pero vamos con los datos, si en un país de 10 millones de habitantes, 3 millones están sentados frente al televisor, ¿Podemos considerarlo fenómeno de masas?

Lo cierto es que según los datos de MMS, la final del Melodifestivalen tuvo un 76% de cuota de pantalla. A pesar del gran dato, lo cierto es que la de 2022 ha sido una de las finales menos vistas en Suecia, la cuarta concretamente desde que se contabilizan los datos. Sin embargo, si miramos los datos desde el año 1994, sólo en dos ocasiones la audiencia ha bajado de los tres millones de espectadores, y en su edición más vista, la de 2006, fue capaz de reunir a 4.212.000 televidentes, más del 40% de la población del país.

En conclusión, el Melodifestivalen es una de esas citas que prácticamente ningún sueco se quiere perder cada año, y muestra de ello son las demoledoras cifras de audiencia que registra cada edición. El del Melodifestivalen es un espejo en el que debe mirarse RTVE para seguir construyendo la identidad del BenidormFest, y aunque, como comentábamos al inicio de estas líneas, la imagen de Eurovisión en España está algo más deteriorada que en Suecia, es cuestión de tiempo que el trabajo de sus frutos, para que en un medio o largo plazo España pueda presumir también de tener ese formato capaz de reunir a los espectadores frente al televisor con un producto relacionado con Eurovisión.

Bibliografía:

Why Melodifestivalen is Sweden’s biggest TV show

https://medium.com/@david.gozalvez/andra-chansen-el-invento-de-björkman-que-llegó-para-quedarse-43c27f6f447e

https://mms.se/wp-content/uploads/_dokument/rapporter/tv-tittande/vecka/2022/Veckorapport%202022-09.pdf

https://www.escplus.es/la-final-del-melodifestivalen-2022-arraso-con-un-76-d-audiencia-y-alcanzo-el-tt-en-8-paises