4.3.- El documental. Tipos de documentales. El documental como documento cultural.

Desnúdate, rebélate es un documental dirigido y guionizado por Michèle Ohayon. Este conmovedor y sorprendente documental sigue a un grupo de mujeres con edades variadas. Todas ellas tienen el objetivo de superar y curar, a través del pole dance,  un trauma del pasado que ha hecho que desconectasen de sí mismas, ya sea mentalmente o físicamente.

Michèle Ohayon quiere mostrar cómo el pole dance puede llegar a ser una herramienta que ayude a las mujeres a encontrar y reconectar con su feminidad, ser capaces de sentirse sensuales y cómodas con sus cuerpos, amarlos. Las protagonistas de este documental entran en contacto con este deporte, el pole dance, por primera vez. Se basa en las experiencias de las personas que desean recibir ayuda y asistir a esas clases de pole dance; cuestionando, sobre todo, temas del patriarcado para encontrar las respuestas que se buscan.

En la sociedad actual las mujeres están inmersas y atrapadas en una cultura marchista, patriarcal, ‘la cultura de la masculinidad’. A lo largo de la vida de cada mujer, desde la infancia, una gran mayoría, por no decir todas, son insultadas debido a su apariencia, reciben acoso sexual… Todo esto, y mucho más, tiene como consecuencia que dejen de quererse a ellas mismas, desaparece su ego, su amor propio, dejan de mostrar su cuerpo, su feminidad, su erotismo… “Ya es hora de que las mujeres utilicen su fuerza. La forma de usar esa fuerza es el movimiento. Creo que agarrar la barra y usarla de otra forma nos permite una reivindicación cultural del cuerpo femenino”, indica Sheila Kelley, una de las protagonistas y organizadoras.

Sheila Kelley presentó su estudio de pole dance, S Factor, en el programa de ‘Oprah Show’. Lo llamó S Factor por la forma del cuerpo de la mujer, la S hace referencia a sus curvas. Su objetivo era presentarlo como un deporte y apartarlo del punto de vista de los hombres, que se convirtiese en un estilo de vida para aquellas que se sienten mujer y quieren presentar su cuerpo a través de movimientos sensuales, consiguiendo estar mejor en el mundo. Este baile/deporte consigue, a través de estos movimientos, que las mujeres acentúen sus curvas y, por lo tanto, su feminidad y sensualidad.

Sheila se chocó con el pole dance cuando se estaba preparando para el personaje de una película, Dancing at the Blue Iguana, en la que interpretaba a una estríper. Cuando probó el pole dance se dio cuenta de lo maravilloso que era sentirse femenina sin complejos. Más tarde, terminó abriendo academias en Chicago, San Francisco, Los Ángeles, Houston y Nueva York. Este documental comienza en Los Ángeles, con un curso de 6 meses, organizado por Factor S, que tiene como objetivo todo lo comentado anteriormente, devolver la seguridad y feminidad a todas aquellas que la perdieron u olvidaron.  “Vamos a respirar y a generar sororidad”, señala Sheila en la primera clase del curso.

A lo largo del documental participan y hablan muchas mujeres. Hay chicas a las que han educado enseñándoles que la sexualidad es algo ajeno a ellas, con prejuicios y tabúes como Amy, competidora de pole dance, abogada y dueña del San Francisco Pole Dance. Amy fue educada en la iglesia mormona donde una mujer no podía reivindicar su lado sexual, estaba muy mal visto, tienen que fingir que la sexualidad no existe para ellas, y si se da el caso de que piensan en ella, se ponen a rezar y piden perdón. Algunas de ellas han sufrido abusos sexuales o violaciones, como es el caso de Megan, que practicaba gimnasia artística y de pequeña sufrió abuso sexual por parte del famoso médico de gimnastas olímpicas, Larry Nassar. Otras han perdido a un ser querido y quieren empujarse a interactuar con lo masculino de nuevo, como Evelyn, que perdió a su marido Terry y hacía mucho tiempo que no podía confiar en alguien. Hay chicas que comparten que nunca se han sentido a gusto con su cuerpo… Como ya se ha dicho, estas tienen un objetivo muy similar, pero el curso no hace milagros y no todas aguantan hasta el final, como Amber, una mujer que termina abandonando porque no se dejó llevar lo necesario.

El curso de seis meses mencionado anteriormente surge de la colaboración de Sheila Kelley junto con una cadena de estudios de pole dance en Estados Unidos (algunos estudios han sido mencionados, como el San Francisco Pole Dance). Este curso les servirá a todas aquellas mujeres que se han apuntado a conocerse a ellas mismas, a quererse tal y como son en un espacio seguro y sin espejos. El principal mensaje de este producto audiovisual es el empoderamiento femenino.

La visión de este deporte en la sociedad es errónea, y esto hace que todo lo que le puede aportar a una mujer desaparezca. Es necesario contextualizar el origen de este deporte, de este baile; además de reflexionar sobre la mirada masculinas, las consecuencias y la falta de educación y base psicológica que hace que no se vean las cosas como realmente deberían ser.

Si saliésemos a la calle y preguntásemos por este deporte, el pole dance, lo más seguro es que una gran cantidad de la población lo relacionase de primeras con los clubes de striptease. Es algo que asociamos inconscientemente, nos han educado así y lo hacemos sin querer.

En la actualidad, mucha gente dice haber progresado en estos aspectos en incluso haber llegado a una mejora considerable; pero no es así. En muchos aspectos de la sociedad sigue pareciendo que estamos en la Edad Media. Cuando dices ‘pole dance’, lo primero que se le viene a la cabeza a muchas personas es un salón lleno de hombres fumando, bebiendo y gastándose el dinero para que las mujeres les bailen. Es cierto que estos lugares existen, son una realidad; pero eso no significa que el concepto pole dance haga total referencia a eso, pero sí tienen un punto en común. Gran parte de los estudios de pole dance de Estados Unidos fueron inaugurados por antiguas strippers y muchos de los bailes, movimientos y trucos tienen el nombre de la stripper que se lo inventó. Aun teniendo en cuenta este punto en común, el documental pretende separar estos dos mundos por completo, una de las protagonistas indica: “Me gustaría vivir en un mundo en el que dices ‘hago pole dance’ y no te pregunten si eres stripper”.

Personalmente, confío en que todo esto vaya evolucionando y que decir que haces pole dance no desencadene en algo relacionado con ser stripper. De hecho, tengo dos amigas que hacen pole dance y las veces que han compartido vídeos entrenando, siempre han recibido contestaciones que no vienen a cuento, comentarios que muestran como la sociedad actual aún sigue algo estancada. El día que las respuestas estén relacionadas con la dificultad y la fuerza que requiere este deporte, el mundo habrá progresado. Hay que luchar por conseguir que todo aquello que destaque y resalte la figura femenina no tenga detrás la mirada masculina, que se pase de cosificar a mostrar las capacidades del cuerpo.

 

Bibliografía

https://www.filmaffinity.com/es/film284560.html

https://cinemagavia.es/desnudate-rebelate-strip-down-rise-up-critica-documental-netflix/

https://www.sfactor.com