5.2. La imagen infográfica: realidad virtual
En entradas anteriores comentaba cómo se han desarrollado las tecnologías y las formas de comunicarnos. Pero es que el desarrollo de estas no ha sido en un único ámbito, sino que, desde los ordenadores y televisores más bien simples, ahora gracias a la inteligencia artificial se ha perfeccionado y ampliado a muchos campos. Para aquellos que no lo tengan muy claro, la inteligencia artificial básicamente consiste en la simulación de inteligencia humana en una máquina.
Remontándonos al 1949 los ordenadores eran más bien simplistas (comparados con los de ahora), es decir, ejecutaban comandos, pero no eran una máquina inteligente como los de ahora que no solo ejecutan, sino que almacenan. A partir de este año se empezó a cocer la idea y concepto de una “máquina inteligente”.
No es hasta 1957-1974 que los ordenadores se volvieron más rápidos, económicos y accesibles, pero sin llegar a conseguir con eficacia el almacenamiento y procesamiento rápido de la información. Y ya en los 80 revivió la inteligencia artificial con técnicas de “aprendizaje profundo” (este tipo de aprendizaje combina redes neuronales artificiales de múltiples capas, inspiradas en el comportamiento del cerebro humano) que permitieron a los ordenadores aprender con la experiencia. Dicho aprendizaje ha comenzado a superar las capacidades humanas como el reconocimiento de imágenes, del habla y del procesamiento del lenguaje natural. Sin embargo, existe otro aprendizaje; el aprendizaje automático. Este consiste en un software que predice y reacciona correctamente a las situaciones basadas en resultados anteriores y así responder de manera automática.
Aunque la inteligencia artificial parece tecnología de alta calidad de la NASA, está presente en la vida de todos. Se utiliza en múltiples sectores, como en el sanitario, el industrial y las administraciones públicas. Algunas de estas aplicaciones sería; el control de calidad y mantenimiento prescriptivo de una mejora en la producción, fabricación y venta en el ámbito empresarial; el procesamiento del habla y lenguaje mediante el cual se transforman los datos de audio no estructurados en conocimiento e inteligencia; la videovigilancia y análisis de vídeo que se utiliza para detectar eventos, desvelar identidades, entorno y personas; y la conducción altamente autónoma que, como hemos mencionado anteriormente, adapta soluciones mediante un aprendizaje automático y redes neuronales de aprendizaje profundo.
Cada vez que utilizamos el teléfono móvil, vemos la televisión, escuchamos canciones en Spotify, compramos por internet o cuando nuestra galería de fotos reconoce a las personas de la foto, se llevan a cabo procesos computacionales. Esto es la inteligencia artificial. Pero en las fechas en las que estamos no podemos hablar de inteligencia artificial sin mencionar la nanotecnología. Esta es conocida como la revolución industrial del siglo XXI, una de las tecnologías más prometedoras y de grandes impactos en diversos ámbitos de la industria y de la medicina. El nombre ya nos da una pista, y es que una de las mayores ventajas que ofrece la nanotecnología es su tamaño reducido. La utilización de nanomateriales permite sobre todo en el campo de la medicina fácil penetración en los tejidos y una baja respuesta inmunológica por parte del sistema biológico, de ahí que este tipo de tecnología se utilice sobre todo en el área biomédica.
Pero si hablamos de tecnología que nos ha facilitado parte del trabajo y de nuestras vidas nos referimos a la realidad virtual. Esta tecnología ofrece numerosas ventajas en muchos ámbitos como en la cultura, la educación, la arquitectura o, al igual que la nanotecnología, en la medicina. Y es que la realidad virtual sirve tanto para adentrarte en un videojuego como para diseccionar un músculo.
Aunque esto de la realidad virtual suene igual que cuando decimos que en un futuro los coches volarán, no tiene su origen en el presente. Ya en las primeras películas en 3D podíamos acercarnos un poco al concepto que estamos tratando. En los años 50 se inventó un dispositivo llamado Sensorama, era un asiento en el que se reproducían películas en 3D y del que emanaban olores y vibraba para hacer más realista la experiencia. Por tanto, se puede definir la realidad virtual como un entorno de escenas y objetos de apariencia real generado por tecnología informática, que nos da la sensación de estar inmersos en él (para esto se utilizan las famosas gafas o cascos de realidad virtual).
Pero también se ha escuchado mucho el concepto ‘realidad aumentada’, y es que no se deben confundir.
La realidad virtual, mediante las gafas o el casco, nos adentra en un mundo artificial a través de imágenes, sonido… mientras que en la realidad aumentada el mundo real es el soporte para colocar los objetos, imágenes…, es decir, todo lo que vemos está en un entorno real y puede que no se necesiten las gafas. Aunque en algunos casos la realidad ha sido mixta, en esta se ven los objetos virtuales en el mundo real de manera que es difícil distinguir lo físico y lo digital.
A modo de conclusión, podemos decir que el siglo XXI se nutre de la tecnología. Casi todo lo que nos rodea son aparatos tecnológicos en estado puro, desde el móvil que nos acompaña en todo momento hasta el reloj inteligente. Es curioso que antes de escribir esta entrada no supiera muy bien lo que realmente significan las palabras ‘nanotecnología’, ‘inteligencia artificial’, ‘realidad virtual’ o ‘realidad aumentada’, y he terminado no solo sabiéndolo, sino que me he dado cuenta de que todo lo que nos rodea y nos está facilitando la vida es eso. Poder ver exposiciones sin necesidad de espacios físicos y sin moverte de casa; dar clase con gafas de realidad virtual (según un artículo de El País, puede llegar a multiplicar por cuatro la retención de conocimientos); mejorar los diseños y visualizar con mayor exactitud el resultado de una casa, edificio o cualquier estructura a construir; poder entrar y jugar a un videojuego como si te estuviera pasando a ti; o que dicha realidad virtual minimice el riesgo en operaciones complicadas que requieren de presión, son algunas de las cosas de distintos ámbitos en los que participan la inteligencia artificial, la nanotecnología y la realidad virtual. Así que, ahora podrás comprobar que efectivamente estas palabras que sonaban tan lejanas son todo lo contrario, conforman nuestra realidad cotidiana.
Bibliografía:
https://es.wikipedia.org/wiki/Nanotecnolog%C3%ADa
https://elpais.com/economia/2021/05/27/actualidad/1622109464_578539.html
https://editeca.com/realidad-virtual-medicina/
https://www.iberdrola.com/innovacion/que-es-realidad-aumentada