1.2.  Comunicación y medios de comunicación

La belleza, el atractivo sexual, el don de gentes, el tono corporal y la buena forma física, la inversión y el cuidado en su indumentaria, así como la habilidad sexual que se le supone, conforman en una persona su “capital erótico”, su capacidad de despertar el interés gracias a su atracción sexual. Así lo categorizó la autora de este concepto, la prestigiosa socióloga británica Catherine Hakim, en su obra Capital erótico. El poder de fascinar a los demás (Debate, 2011).

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El “capital erótico” es algo que puede estar presente tanto en hombres como en mujeres. Pero, según la socióloga Hakim, este concepto está mucho más arraigado al género femenino y, además, a ellas les es más útil para conseguir lo que se proponen cuando lo utilizan. Esto ocurre debido a otro concepto al que Hakim denomina “déficit sexual masculino”, lo que se refiere al estereotipo de que los hombres siempre tienen más apetito sexual que las mujeres, por lo que le prestan atención al “capital erótico” que se supone las mujeres saben aprovechar en su propio beneficio.

El problema no tiene relación con la existencia de este capital, el cual se une a los que el sociólogo francés Pierre Bourdieu estableció en 1983 para definir aquello que posiciona a cada persona (“capital económico”, “capital social” y “capital cultural”), sino que el conflicto surge cuando el erotismo se posiciona por encima de otras virtudes o “capitales” favoreciendo así a la superficialidad de la sociedad.

Dicho esto, ¿es el “capital erótico” un requisito necesario para las mujeres a la hora de aparecer en la televisión o de verdad se valoran el resto de sus capacidades? Para dar respuesta a esta compleja pregunta habría que empezar por analizar si es coherente el mensaje que las presentadoras transmiten en televisión. Selecciona el informativo de cualquier cadena de televisión generalista y, en la gran mayoría de los casos, te encontrarás con que una joven periodista, con un vestido ceñido, tacones infinitos y abundante maquillaje informa acerca del sexismo, la brecha salarial o cualquier tipo de violencia y discriminación contra las mujeres por la mera razón de serlo. La misma mujer que trata de conseguir que cierto mensaje cale al público es, a la vez, un mensaje en sí misma. Además, nada de lo que la presentadora lleva puesto ha sido por decisión propia. Lucen lo que les dicen los estilistas que, a su vez, siguen las directrices de la cadena.

Las profesionales que presentan los informativos raramente superan los 40 años, mientras que para ellos no supone un problema cumplir años y años: Matías Prats (71), Pedro Piqueras (66), Vicente Vallés (58) y un largo etcétera de periodistas que lucen sus canas en televisión sin que esto suponga un problema para la audiencia a la hora de confiar en sus dotes de comunicación. Entre sus compañeras de profesión, Ana Blanco (61) o Marta Reyero (57) son algunos de los pocos ejemplos de mujeres en televisión que superan los 50. Otras periodistas, como Àngels Barceló, Pepa Bueno o Julia Otero han continuado con sus exitosas carreras después de la televisión gracias a la radio, donde, por las características del medio, la imagen es secundaria.

La periodista española María Rey lo explicaba en una entrevista a MujerHoy: “Mientras ellos representan a la sociedad, a hombres normales, a nosotras se nos exige que estemos muy por encima de la media”. Afirmaba que, en sus 30 años de recorrido en la tele, jamás un hombre ha dejado de aparecer en la cadena por un criterio basado en su físico, mientras que las mujeres tienen que escuchar cosas como: “Si engordas un kilo más, te quito de pantalla”.

Este fenómeno no ocurre solamente en las cadenas de televisión españolas, en Italia la RAI (Radiotelevisione Italiana) tuvo que establecer unas restricciones indumentarias a sus presentadoras para echar el freno de la sexualización de las mujeres en las cadenas privadas. Y en Estados Unidos, la Fox lidera en las exigencias requeridas sobre sus caras femeninas con extensiones capilares, vestidos totalmente ceñidos y maquillaje sexy.

Pero no únicamente las presentadoras de los informativos sufren esta sexualización, las meteorólogas o presentadoras del tiempo sufren la presión machista a la que están sometidas recibiendo mensajes anónimos a través de las redes sociales. “Recibo comentarios de salidos casi todos los días. Algunos como ‘me estoy imaginando lo que llevas debajo de la falta hoy…’ o ‘el vaquero realza tu culo respingón’, contaba Isabel Zubiaurre, meteoróloga de LaSexta en una entrevista al diario El Español.

A la denuncia de este acoso se unieron profesionales de otras cadenas, como Mónica López, meteoróloga de TVE, declarando en su Twitter “Me pregunto qué tendrá que ver el trasero tan pronunciado que tengo, mis muslos muy gruesos y feos, con la calidad de la información que transmito”.

 

 

 

 

 

Sin embargo, Martín Barreiro, profesional del equipo de meteorología de RTVE y presentador de las ediciones de El Tiempo de fin de semana, contaba que si recibe críticas son “de un modo constructivo. Gente que comenta cómo lo he hecho. Me envían más feedback positivo que negativo e incluso me piropean mucho”.

En definitiva, aunque podríamos recopilar miles de ejemplos más sobre la hipersexualización de las mujeres en los informativos de televisión, en estos vemos la constante incoherencia entre el discurso que las cadenas quieren dar sobre la igualdad entre hombres y mujeres y el verdadero mensaje que ellas transmiten al tener que acatar las normas de apariencia y vestuario que estas les imponen.