4.2.- Emergencia y evolución de la tecnología video. La posproducción en la imagen videográfica

El contenido audiovisual ha ido aumentando cada vez más, llegando a tal punto, que en algunos periodos, como el reciente confinamiento que sufrimos dada la crisis causada por la Covid-19, el consumo de contenidos de este tipo fue exponencial durante esos meses. 

A día de hoy, la sociedad vive con prisas por llegar a todo, por hacer las cosas lo antes posible, incluso sin tener que hacer nada después. En resumen: vivimos con prisas por llegar a ningún sitio en concreto. Es por ello que no queremos perder tiempo con cosas que no son realmente importantes o que no nos incumben. De este modo, ya no tenemos tiempo para pararnos a leer el periódico, nuestra principal fuente de información de noticias en general, de lo que pasa a nuestro alrededor, es ver la televisión mientras nos sentamos a la mesa a comer o cenar “porque no tenemos tiempo”.

Eso sí, a la hora de la siesta, así como antes de ir a dormir, todos chequeamos nuestras redes sociales… Vemos qué ha hecho la gente durante el día en Instagram, leemos qué es lo que se le pasa por la cabeza a la gente de Twitter, vemos lo creativos que son los adolescentes en Tik Tok, nos tragamos horas y horas de gente que juega a videojuegos en Twitch o YouTube… 

No nos enteramos de las noticias por los informativos en radio, televisión, o por la prensa, sino que llegamos a enterarnos antes y con todo detalle de lo que ocurre por medio de las redes sociales, ya sea por fotos, vídeos de 15 o 30 segundos, escritos de tan solo un par de frases… Un ejemplo muy bueno es el de Karin Herrero, periodista musical, que traspasa las fronteras de la radio para llegar a Tik Tok:

https://vm.tiktok.com/ZMLBoUtwp/ 

La tecnología audiovisual dada por las redes sociales ha pasado a ser el sustitutivo de los medios conocidos como tradicionales, todo ello gracias a la versatilidad que proporcionan las diferentes plataformas, la capacidad que tiene el usuario de elegir qué quiere y qué no, la interactividad, etc. Son tantos los factores que influyen, pero que al final convergen en un hecho, y es que todos podemos acceder al mismo tipo de información si es así como queremos.

Al fin y al cabo, Internet forma parte de nuestras vidas y ya es casi imposible evitarlo, puesto que, está totalmente integrado en nuestro día a día en todos los ámbitos y ha cambiado la forma en la que nos comunicamos. Para muchos ha cambiado para bien, para otros tantos, no tan bien.

Lo que es indiscutible es que las personas ahora pueden colaborar desde cualquier lugar del mundo, para crear, compartir y desarrollar información, conocimientos, formas de expresión… Hemos pasado de tener un papel pasivo como receptores (en el que nos sentamos a ver la tele, o a escuchar la radio mientras hacemos otras cosas) a tener un papel muy activo. Al final somos nosotros quienes seleccionamos la información que deseamos recibir, cómo y cuándo. Y en todo ello también se incluyen otros factores como por quién o en qué medida.

Hemos eliminado cualquier tipo de barrera existente, haciendo de internet una red de redes que está compuesta por cada uno de nosotros. Lo que nos depara un futuro muy cercano es una comunicación social en la que los usuarios estamos conectados constantemente. Por no decir que esta es ya la realidad en la que nos estamos sumergiendo.

La digitalización global crece a un ritmo frenético, no tiene marcha atrás y probablemente no tenga límites, o al menos no los tiene para mi mente. Todo lo que podamos imaginar hoy en día, pasa o pasará por esta digitalización gracias a la fuerza de la innovación, el crecimiento y el avance que sufre nuestra sociedad cada minuto que pasa.

Las nuevas generaciones viven ya con esta realidad implantada, pero nosotros hemos sido conscientes de gran cantidad de estos cambios, llegando al punto de que nuestros móviles junto con las redes sociales son el centro de estrategia de nuestras vidas. Sin darnos cuenta (porque ya lo hemos normalizado), las redes sociales han dejado de ser simplemente webs, para ser grandes contenedores de información personal. En ellas depositamos todo nuestro ser, toda nuestra información.

Esta información viaja en forma de fotos y vídeos principalmente, que, abriendo otro melón, no le interesan ni a la mitad de seguidores que podamos tener en las redes. Continuando con esta premisa, diré que vivimos en una época en la que la cantidad de información que recibimos es abrumadora. Sabemos demasiado sobre algunas cosas pero por otra parte no sabemos nada sobre otras tantas.

Por ejemplo, si decido que mi Instagram esté repleto de gente de mi pueblo a la que ni conozco, de mis amigos, familiares, etc. Nada más levantarme y ver 50 stories sabré a qué hora llegó anoche de fiesta una chica que iba a mi instituto y con la cuál no hablé jamás, también sabré con quién ha salido, qué música pusieron en la discoteca o si conoció a otra chica en el baño y se hizo su amiga. 

Por otro lado, está la gente que decide seguir a sus artistas favoritos. Esa gente que tiene la página principal repleta de cantantes, actores, fotógrafos, etc. Esa gente que sabe qué quiere para su futuro, qué le gusta, que busca inspiración en esas personas a las que sigue. Esa gente que acaba sabiendo con qué cámara hace las fotos David Olivas, cuál será la próxima serie que protagonice Hailee Steinfeld, o de qué habla el último álbum de Justin Bieber.

También está la gente a la que le gusta estar al tanto de la actualidad, la que le gusta “estar informado”. Es ahora cuando llegamos al epicentro de mi reflexión, tras haber tocado varios puntos clave, llegamos ese concepto que he puesto entre comillas, y ha sido así porque hay gente que dice “me gusta estar informado”.

Pero la realidad es que hoy en día todos lo estamos. De una manera u otra, pero todos lo estamos. Históricamente nos hemos referido a ese concepto de estar informado, cuando alguien ve las noticias en televisión, escucha informativos en radio, lee la prensa de papel, etc. Es decir, esa gente que consume los medios de comunicación tradicionales que he mencionado anteriormente, pero ¿Por qué?

¿Es que acaso las personas que usan las redes sociales y que se enteran de qué hace la gente de su alrededor, sus personajes favoritos, etc. no están recibiendo información? Obviamente lo hacen, pero la sociedad cree que es mucho más importante o tiene más mérito saber qué hace el Presidente del Gobierno cada día.

Es cierto que debemos mantenernos informados de aquello que ocurre en el mundo, y que a priori, a muchos les parecerá aburrido, porque de un modo u otro, lo que está pasando entre Ukrania y Rusia ahora mismo, nos acabará afectando, pero también podemos enterarnos por ejemplo con los informativos a todo tren de Ángel Martín:

https://vm.tiktok.com/ZMLBo5qSn/ 

Pese a ello, lo que quiero decir, es que no hay que desprestigiar ningún modo de recibir información, que si una persona quiere ver reportajes sobre guerras en televisión, es una opción tan válida como la que decide tomar el que verá un vídeo en Tik Tok sobre cuáles son las novedades musicales que están arrasando y por qué lo hacen.

En conclusión, el audiovisual ha evolucionado tanto gracias al desarrollo tecnológico y a las redes sociales, que la forma de comunicarnos y mantenernos informados, puede llegar a adaptarse dependiendo de nuestras necesidades y gustos en cada momento, y que todas ellas son válidas.