1.3.- La aplicación de la perspectiva de género a los medios audiovisuales.

Si una mujer sola es invisibilizada, imagínate dos, y que encima estén liadas.

Cuando se estudia el cine, se estudian los géneros, como es lógico. La evolución de cada uno y como los avances tecnológicos han apoyado su desarrollo y crecimiento. El ejemplo más evidente es la ciencia ficción, desde Melies o Segundo de Chomón intercalando la cinta y haciendo aparecer el carrete en momentos distintos, seguido del chroma, el vfx o el Deep fake.

Al género de terror también le ayudó la tecnología, incluso a la comedia. A pesar de todos los géneros que podamos nombrar, y todas las historias que nos imaginemos dentro de cada uno, es muy difícil imaginároslas dentro de una trama homosexual. Se habla de ciencia ficción y pones ejemplos, y te acuerdas de personajes, pero apenas tenemos referentes icónicos del colectivo LGBTIQ. 

Como la gran mayoría de cosas en la historia, no es que no existan, sino que están silenciadas. Eran los años 20, época influenciada mayoritariamente por David Wark Griffith, conocido como “El padre del cine Moderno” que estableció bases como la alternancia de planos generales y cortos, uso de primeros planos o salto de eje. Era la época dorada del cine mudo americano, aunque ya la industria cinematográfica estadounidense ya había tenido un profundo efecto alrededor del mundo desde inicios del siglo, esta época concreta corresponde también a un periodo de prosperidad económica en los Estados Unidos.

Fruto de esta alegría, de estos locos años 20 y esa euforia en la moda, el cine, la música y las ciudades, directores fueron capaces de experimentar con temas menos sonados. Es así como nace Mädchen in Uniform o Mujeres en uniforme

La película es una adaptación de la novela La niña Manuela. En ella, la protagonista Manuela von Meinhardis llega a un internado tras perder a sus padres y cae completamente rendida ante su profesora Von Bernburg, que también la corresponde. Manuela no es la única que suspira por la profesora, de hecho, parece ser el icono lésbico del internado ya que la gran mayoría de niñas también sienten cierta atracción hacia la mayor. 

Para la historia podría suponer un hito y una barrera rota que se quedaría destrozada para siempre, pero no dejó de suponer un cliché y, como la gran mayoría de relaciones lésbicas, algo sexualizado.

El tema lgbt continuó, pero con tono de risa e ironía. Se comenzó a dar la figura del sissy (mariquita en inglés), que eran hombres vestidos con ropas de mujer. En esa época poco se diferenciaba entre trans y gay,todos parecían entenderlo como el mismo término. Mientras estos hombres eran ridiculizados en situaciones cómicas, las mujeres que asumían un rol masculino eran consideradas atractivas y seductoras. Marlene Dietrich en Marruecos, se viste con un esmoquin de hombre en un club nocturno y es aplaudida por todos los asistentes cuando da un beso en la boca a otra mujer.

La cosa fue de mal en peor cuando en los años 30, la Iglesia católica a través de la Legión para la decencia y la Liga de mujeres, promovieron boicots que consideraban poco ejemplares para la sociedad. Para frenar este movimiento, Hollywood aprobó el Código Hays, nombrado así por uno de los líderes del Partido Republicano de la época, William H Hays. En este código se determinaba lo moralmente aceptado en pantalla, y lo que no. Y aunque tenia en principio un carácter progresista: anti-belicismo, protección de las clases bajas o denuncia de los abusos de los poderosos; todo esto parecía una fachada para paliar los efectos del crack del 29. En el código se prohibían los desnudos, el aborto, la prostitución y las perversiones sexuales entre las que se incluyó la homosexualidad. 

A partir de este momento, la homosexualidad no se censuró del todo, pero los homosexuales eran vistos como como un elemento cómico en el rol del villano. Un ejemplo famoso es La Soga, de Hitchcock, donde dos jóvenes estudiantes que sugieren una relación amorosa asesinan a un compañero de estudios. Los directores intentaban evadirse del código, pero seguía dominando la presencia masculina y las relaciones lésbicas se quedaban, si es posible, más en la sombra. Hay excepciones como Jhonny Guitar o Juanita Calamidad, pero en general seguían siendo invisibilizadas.

No fue hasta el inicio de la década de 1960 cuando el código Hays dejó de aplicarse gradualmente, pero directores y guionistas continuaban representando a sus personajes homosexuales con un final trágico, que acababa probablemente en una muerte violenta o un suicidio. En La Columnia, de William Wyler el personaje interpretado por Shirley MacLaine vive atormentado por haberse enamorado de su compañera de trabajo (Audrey Hepburn) y finalmente acaba suicidándose.

No os pongáis tristes, porque al final de todo, siempre sale el arcoíris. A finales de la década de los 60 la palabra homosexual ya era utilizada sin tapujos en algunas películas y en los años 70, con el inicio del movimiento LGBT tuvimos las primeras películas sin finales trágicos en Hollywood, (aunque estas no fuesen bien recibidas por el público, que llevaba años y años consumiendo un contenido completamente homófobo)

Nuestros siguientes ejemplos fueron Personal Best, de Robert Towne; cuya trama gira única y exclusivamente en torno al amor entre mujeres; Silkwood de Mike Nichols en la que el prsonaje interpretado por Cher vive su homosexualidad abiertamente o Basic Instinct de Paul Verhoeven.

Finalmente, los 80 y los 90 fueron años marcados por la lucha contra el sida, que trajeron quizás las representaciones más realistas de los homosexuales. La normalidad finalmente llegaba y desde mediados de 1990 la industria norteamericana empezaba a abordar la homosexualidad como un tema cotidiano y cómico, como todo en la vida.