5.3: Ciberespacio, cibercultura y medios de comunicación

Una adicción se define como una enfermedad crónica y recurrente del cerebro que se caracteriza por una búsqueda patológica de la recompensa o alivio a través del uso de una sustancia u otras acciones.

Las adicciones y dependencias han existido siempre en los seres humanos, y se convierten en un gran  problema ya que condicionan nuestra vida rutinaria. Tras la llegada de Internet y los dispositivos móviles, muchas personas, especialmente los más jóvenes, se han vuelto adictos a las redes sociales, llegando a sumergirse en una realidad virtual que tienen como propia, evadiendo así del mundo real, pasando horas y horas delante de una pantalla.

Existen dos características cuando se habla de dependencia: la tolerancia y la abstinencia. La primera consiste en que la persona necesita cada vez más de una sustancia o juego para satisfacerse y la segunda ocurre cuando se suspende abruptamente, ocasionando síntomas físicos o emocionales en el individuo como ansiedad o irritabilidad.

Sin embargo, la adicción es un escalón más alto que la dependencia y puede llevar a conductas inapropiadas o transgredir normas establecidas por la sociedad, incluso poner en riesgo la vida.

Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha afirmado que el uso excesivo de las tecnologías o Internet tiene la misma consecuencia que una droga. De esta forma se ha determinado que la adicción a Internet y el uso excesivo de las nuevas tecnologías como smartphones o tablets entre otros, se califica ya como enfermedad.

Esta adicción a las redes sociales es más común en adolescentes, ya que han crecido con el “boom” de las redes sociales y muchas veces su vida se ve condicionada por estas.

Las redes sociales en su esencia son una buena herramienta para la difusión de información y entretenimiento, el problema deriva del uso que se les da. Muchos jóvenes exponen su vida y siguen a los llamados “influencers”, que muestran su día a día de una manera idílica, con multitud de lujos y sin ningún tipo de problema, una falsa realidad que genera que los adolescentes quieran llegar a tenerla y les crean falsas necesidades.

La mayoría de  adolescentes basan su modelo a seguir  en lo que ven en las redes sociales. Existen unos cánones de belleza ya establecidos: un cuerpo y unas tallas que dan como resultado el “cuerpo perfecto”. Esto en muchas ocasiones genera grandes problemas de autoestima, que derivan en enfermedades mentales, como ansiedad y depresión.

 Además, de vez en cuando surge en las redes algún desafío —‘challenge’— que se viraliza. Estos pueden tener un gran impacto en los jóvenes, pues muchos se lanzan a realizarlos para verse reforzados ante los demás. Lo viven como algo emocionante, pero algunos de estos retos pueden incluso poner en peligro su vida.

En esta línea, un 71% de las personas mayores de 15 años que usan Internet en España creen muy probable o seguro que un uso inadecuado puede “generar ansiedad o estrés” y un 66% se refiere a la “pérdida de habilidades sociales”.

También preocupan otros riesgos o problemas que pueden surgir como el “empeoramiento de la calidad del sueño”, para un 42,7%, o la “pérdida de noción del tiempo”, para un 40,5%. Por otra parte, un 47,5% señala a la posibilidad de sufrir ciberacoso como riesgo de un uso inadecuado de redes sociales. Según los resultados de la encuesta ‘Beneficios y riesgos del uso de Internet y las redes sociales’, estudio impulsado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), perteneciente al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

 Un 33% de los estudiantes de ESO estarían comenzando a desarrollar un problema real con el uso de Internet y las redes sociales. Según el estudio sobre el impacto de la tecnología en la adolescencia elaborado por Unicef, el 31,6% de los jóvenes de entre 11 y 18 años destina más de cinco horas al día a internet, unos datos, sin lugar a dudas, muy alarmantes,

El origen del problema, según varios psicólogos especializados en este tipo de adicciones, está en que reflejan su realidad en lo que ven a través de la pantalla. Es por eso, que al no alcanzar el estatus que se muestra en las diferentes redes sociales, llegan los problemas e inseguridades,

Alcanzar un número limitado de seguidores, viajar a muchos sitios y tener un tipo de cara y cuerpo, muchas veces se convierte en los requisitos para “encajar” en el mundo virtual que entre todos nosotros, directa o indirectamente, hemos creado.

Los fines de semana, cuando la actividad rutinaria cesa, la dependencia a la red se dispara aún más. La penetración de las redes sociales entre los perfiles jóvenes (16-24 años) ya alcanza el 92%, tal y como revela un estudio elaborado por IAB Spain, la mayor asociación mundial de comunicación, publicidad y marketing digital. Además, más del 30% afirma que usa las redes sociales para sentirse aceptado por los demás.

Una de las principales soluciones es la prevención. Captar las posibles señales que alertan de una posible patología es fundamental, es por eso, que en varios centros escolares ya se está hablando del tema y se realizan charlas, tanto a los jóvenes como a sus progenitores, de los síntomas de esta  adicción y de las herramientas para poder tratarla, siempre con ayuda especializada de un equipo de psicólogos.

 El Instituto Brain 360 es uno de los principales centros en España en el uso de la estimulación cerebral no invasiva, en combinación con otras disciplinas neurocientíficas, como la psiquiatría, la psicología y la neurología para los trastornos psiquiátricos y neurológicos con el que combatir, entre otras patologías, la depresión. La duración media de cada sesión es de unos 45 minutos.

 Sin embargo, pese a que la mejor ‘medicina’ para prevenirlo se centra en un mayor control parental, algo no muy frecuente; basta con salir a la calle para ser testigo de ello. Según el informe de Unicef, «se constata una escasa supervisión parental: sólo el 29,1% de los adolescentes señala que sus padres les ponen algún tipo de normas o límites sobre el uso de Internet y/o las pantallas; sólo el 23,9% limitan las horas de uso y el 13,2% los contenidos a los que pueden acceder».

Algunas de las pautas  a seguir para la prevención de este tipo de adicción son:  establecer horarios determinados para el uso de las redes sociales, favorecer la comunicación personal, ser consciente de que es una realidad ficticia, etc. Sin embargo, si bien las pautas mencionadas anteriormente son útiles, la mejor solución siempre será buscar ayuda especializada en el tema.

En conclusión, la adicción a las redes sociales, es un problema en nuestra sociedad, que va aumentando con los años, ya que las generaciones venideras ya tienen libre acceso a dispositivos móviles y  crecen sobre este problema. Es nuestro compromiso como sociedad visibilizar este problema ya que si no la realidad ficticia acabará por consumirnos.

Bibliografía:

https://www.elmundo.es/papel/lideres/2022/02/15/620a4ef0e4d4d8ae598b45aa.html

https://www.lasprovincias.es/comunitat/adicciones-tecnologicas-desbordan-20220214134454-nt.html

https://www.canal54.es/la-adiccion-a-las-redes-sociales-un-problema-normalizado/

https://www.eldestapeweb.com/informacion-general/redes-sociales/como-se-puede-combatir-la-adiccion-a-las-redes-sociales–20222141450