3.4. La radio en España durante la dictadura

 Las radionovelas, los concursos radiofónicos, los programas musicales o las retransmisiones deportivas eran los contenidos estrella de la radio española durante el periodo de posguerra. Y es que, en la década de los 40, el principal medio tecnológico de entretenimiento para cualquier familia española era el transistor. En una etapa -la de la dictadura franquista- donde el papel de la mujer se limitaba a las tareas domésticas, a servir a su marido y a cuidar a su familia, la radio desempeñaba una función clave a la hora de acompañar al público femenino en sus labores.

Sin embargo, la mujer española necesitaba sentirse representada a través de programas que se dirigieran a ellas. De esa manera, en el año 1947, José Fradera y Francisca Bes, propietarios del Instituto y Laboratorio de Belleza Francis, crearon El Consultorio de Elena Francis, un programa publicitario con formato de consultorio en el que se ofrecían consejos de belleza a las oyentes, aunque no era más que una recomendación genérica de los productos que la pareja catalana comercializaba.

A pesar de ello, el espacio, que comenzó sus emisiones en Radio Barcelona y que tenía una duración aproximada de media hora, se convirtió desde bien pronto en un programa de culto para miles de mujeres españolas, quienes encontraban en él una vía de escape al repetitivo y agobiante día a día que tenían que afrontar.

  • ¿Cómo funcionaba El Consultorio?

Elena Francis, una supuesta doctora barcelonesa de unos 70 años, era la encargada de recibir las miles de cartas anónimas que las mujeres de este país enviaban a su dirección y, posteriormente, contestar -a través de siete consejos en cada programa- a las consultas, confidencias y dudas que se le realizaban. La señora, nunca vista en público por su supuesto miedo a mostrar su identidad real, comenzó tratando cuestiones domésticas: jardinería, vestimenta y protocolo… Sin embargo, a medida que el programa fue adquiriendo más relevancia en la sociedad española, Francis comenzó a hablar de belleza y salud, de problemas psicológicos o sentimentales.

La realidad es que esta doctora no era más que un personaje ficticio inventado por Ángela Castells, guionista del programa, al que María Garriga, Rosario Caballé y Maruja Fernández se encargaron de poner voz durante 37 años.

Las consultas, por tanto, eran contestadas por un equipo de asesores -especialmente sacerdotes y psicólogos- afines al régimen franquista, que se encargaban de leer todas las cartas recibidas y censuraban aquellas que desafiaban la doctrina impuesta durante la dictadura. De esta manera, las respuestas siempre tuvieron como principal culpable a la propia mujer, que debía mantenerse sumisa y a quien se le aconsejaba tener paciencia, mirar para otro lado o sacrificarse por su familia.

Como cabe esperar, las cartas rechazaban el feminismo, el divorcio o el aborto, y se respondía a temas como la homosexualidad de la siguiente manera: “Es un trastorno que usted pueden remediar. No haga caso de los rumores que dicen que su marido es homosexual, compórtese como si no hubiera pasado nada y cree un ambiente grato en la casa para que no sienta necesidad de salir”. También se culpaba a la mujer si había quedado embarazada antes del matrimonio, si era violada por su marido o sufría malos tratos.

Durante más de tres décadas, en diferentes emisoras, El Consultorio de Elena Francis se mantuvo líder de audiencias en la franja de tarde, algo inentendible teniendo en cuenta que continuó emitiéndose tras la muerte de Franco. Durante los últimos años de vida del dictador, temas como el divorcio o los métodos anticonceptivos, a pesar de ser legales, continuaban estando censurados.

No fue hasta enero de 1984 cuando el programa llegó a su fin. Los bajos índices de audiencia que recibía el espacio emitido en Radio Peninsular y el avance de la sociedad hicieron que Elena Francis muriese. Entonces, el periodista Juan Soto Viñolo, quien había sido el encargado de redactar las respuestas a las consultas durante casi dos décadas, reveló la inexistencia de la doctora.

Más de veinte años después se encontraron hasta un millón de cartas dirigidas a Elena Francis en una masía abandonada de Cornellà (Barcelona). Ante esta situación, el Archivo Comarcal del Baix Llobregat asumió la custodia de 100.000 cartas, y se analizaron unas 4.000 con sus respectivas respuestas. El estudio reveló que muchas de estas consultas hacían alusión a las violaciones que recibían a través de eufemismos. Las cartas eran marcadas con asteriscos para indicar la imposibilidad de que fueran leídas en el programa por la censura impuesta.

Afortunadamente, los consultorios que sucedieron al programa de Elena Francis, como Hablar por Hablar, dejaron a un lado esa ideología franquista, y supieron evolucionar como espacios en los que las consultas que recibían los locutores no estaban supeditadas a los intereses de un régimen.

Bibliografía

10.000 cartas (desempolvadas) para Elena Francis

Consultorio de Elena Francis

Consultorio de Elena Francis

Elena Francis, el “Consultorio” sentimental del franquismo

Elena Francis, un consultorio para mujeres que no defendía a las mujeres