1.2. El enfoque cultural aplicado a los medios audiovisuales y su contextualización histórica.

Hoy en día, aunque desde mi punto de vista no le demos la relevancia necesaria, todos somos conscientes de que detrás de las producciones audiovisuales hay manipulación, al igual que ocurre con los medios de comunicación. Sabemos que el ‘mundillo’ lo controlan quienes financian el producto, con un objetivo muy claro; que los espectadores consumamos lo que nos ofrecen, pero pensando en que es lo que realmente nosotros hemos elegido ver.

La historia de los medios audiovisuales es relativamente reciente, por lo que no hay demasiadas conclusiones claras sobre su delimitación conceptual, pero está claro que los medios audiovisuales ya tienen un hueco muy afianzado en la sociedad y que nos llevan condicionando culturalmente desde que se hicieron populares. Cabe destacar que el pionero en dar un enfoque historiográfico de los medios audiovisuales fue el sociólogo Herald Innis, quien vio como las tecnologías de la comunicación influían poderosamente en la sociedad. Por lo que analizó el efecto de estos medios a partir de la invención de la imprenta y de la reforma protestante.

En el contexto actual, después de años de dejarnos llevar sin cuestionarnos nada de lo que nos dicen los medios de comunicación y los medios audiovisuales, las plataformas de streaming se han apoderado de nuestras pantallas y así de nuestros gustos, preferencias, nuestra forma de ver el mundo y de actuar en él.

El streaming se popularizó a finales de la década de los 2000. Pero su historia de remonta hasta los años 20 del pasado siglo, cuando el inventor estadounidense George Owen Squier desarrolló Muzak; un sistema de transmisión y distribución de señales a través de las líneas eléctricas. Así pretendía difundir música, pero la tecnología de la época era muy escasa, a lo que se le sumó la irrupción de la radio comercial, por lo que el invento no fue a más. Entonces, en los 90, cuando ya existía el streaming tal y como lo conocemos ahora, se retransmitieron de forma gratuita y en directo los primeros 20 minutos de un concierto que dieron los Rolling Stone en el estadio Cotton Bowl de Texas. Esto fue posible gracias al Multicast Bone, una red de internet a alta velocidad que empezó a usarse para transmitir conferencias académicas. Finalmente, en abril de 1995, apareció la primera tecnología consolidada de streaming por internet: RealAudio 1.0.

En los 2000 el mundo tecnológico avanzaba muy deprisa y cada vez las conexiones a la red eran más estables y veloces. Además, la tecnología de las cámaras y demás material audiovisual progresaba de forma que estos recursos empezaron a ser accesibles para cualquier usuario. Sin duda el año 2005 fue muy importante para el auge del vídeo gracias al lanzamiento del portal YouTube.

Es gracias a que el avance tecnológico empieza a posibilitar costes que el acceso al streaming llega cada vez a más gente. A lo que actualmente le podemos sumar, aunque es un hecho muy reciente que habría que estudiar en profundidad, el impacto del confinamiento provocado por la pandemia de Covid19 en 2020.

Está claro que hoy en día el streaming es una parte fundamental de nuestras vidas, nos hemos acostumbrado a la facilidad de acceder a todas las plataformas disponibles actualmente (Netflix, AmazonPrime, HBO, Movistar + …) desde cualquier dispositivo con acceso a internet. Esto ha supuesto una competencia muy fuerte para los medios convencionales como la televisión, porque generación tras generación cambia más la manera de consumir contenido audiovisual. Ahora disponemos de un catálogo prácticamente infinito de contenido audiovisual que podemos ver cuándo y dónde queramos, sin anuncios y por un módico precio al mes.

Por ejemplo, la plataforma Netflix actualmente está presente en más de 190 países, cuenta con aproximadamente 158 millones de suscripciones y, en España, su catálogo tiene más de 1.160 series y 2.359 películas. Cabe destacar que las plataformas de streaming no ofrecen el mismo catálogo de contenido en todos los países, en cada uno los intereses son diferentes y la población es diferente.

Pero lo que está claro es que, aunque cada país tenga sus preferencias tanto en el catálogo de Netflix como en el resto de las plataformas, los contenidos que se les ofrecen son mínimamente diversos, la mayoría son superproducciones americanas con las que EE.UU y su industria audiovisual nos lleva bombardeando décadas y lo sigue haciendo sin que nosotros demos un golpe en la mesa. Me refiero a las miles de películas y series románticas, de drama adolescente o incluso las de animación, a través de las cuales se nos mete en la cabeza un estilo de vida y unas expectativas que alguien se ha molestado en diseñar y suponer que es lo correcto para la sociedad.

Y es que años atrás era necesario acudir al cine, menos accesible y más caro, para consumir los títulos que los gigantes de la industria nos vendían como interesantes. Pero actualmente con darle a un botón del mando de nuestro televisor o descargar una app en nuestro teléfono móvil tenemos a nuestro alcance un sinfín de propuestas que parecen distintas, pero todas tienen el mismo fondo. Por ejemplo, después de los estragos de ingresos de taquilla causados por la pandemia en 2020, Warner Bros tomó la decisión de estrenar sus propias películas simultáneamente en salas de cine y a través de la plataforma de video bajo demanda, HBO Max. Así vemos un caso que refleja la relevancia de las plataformas streaming y que ya se han dado cuenta los gigantes de la industria.

Resulta contradictorio, pero el enorme número de películas y series a nuestro alcance en las plataformas de las que hablamos no supone que consumamos contenido diverso. Al haber tanto donde elegir los expertos afirman que los espectadores se saturan y acaban consumiendo aquellos productos audiovisuales que están a la moda, de forma que todos vemos lo mismo simplemente porque es lo que marca la corriente y es más fácil y rápido que tomarse un minuto para reflexionar sobre qué nos apetece ver realmente, sobre qué queremos aprender, explorar nuevos géneros, etc.

La conclusión es que por muchos avances tecnológicos que vengan, considero que todavía no hemos aprendido a utilizarlos de la forma más enriquecedora. Miles de contenidos en los que explorar nuevos puntos de vista sobre el mundo en el que vivimos y así nutrirnos para formar nuestra propia opinión y, sin embargo, el bombardeo cultural estadounidense continúa estando presente en nuestra manera de pensar y de actuar. Los recursos están a nuestro alcance, ¿estás dispuesto a utilizarlos o vas a seguir dejando que otros decidan por ti?

Bibliografía

https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/08/30/fortunas/1567189462_825265.html

http://generaciondospuntocero.com/evolucion-desarrollo-de-las-plataformas-streaming/

https://elpais.com/economia/2021-02-20/europa-busca-como-defenderse-de-la-invasion-de-las-plataformas-audiovisuales-estadounidenses.html